El Cristo Redentor, el monumento que preside el cerro Corcovado de Río de Janeiro y que constituye la imagen más icónica de Brasil, conmemoró el 12 de octubre sus 90 años de historia. Un aniversario deslucido por la ausencia de los miles de fieles que, año tras año, suelen acompañarle en la efeméride.
Las condiciones climáticas de Río de Janeiro, que vive un frente frío en estos días, obligaron a trasladar los actos de la celebración a la catedral de San Sebastián, en el centro de la ciudad, y a festejar la importante fecha sin las habituales multitudes que se registran este día, debido a las restricciones derivadas de la pandemia del coronavirus.
La covid-19 ya ha dejado más de 600.000 muertes y 21,5 millones de contagios en Brasil y, aunque ha desacelerado drásticamente en los últimos meses, todavía no está totalmente controlado en el país.
Para estar a la altura de su 90 aniversario, la imponente estatua del Cristo ha pasado por un proceso de restauración a cargo de un equipo de 40 profesionales (entre alpinistas, escultores, geólogos y otros especialistas) que, en medio de andamios, cuerdas y arneses, recorrieron durante un año el monumento para reparar los daños causados por las inclemencias del clima y el desgaste en algunos puntos de su estructura.
En su mano derecha tocó reconstruir la punta del dedo medio, así como el frente izquierdo de la parte superior de la cabeza. También se hicieron dos reparaciones en la parte baja de la estatua, donde está tallada la manta del Cristo. Según los expertos, varios daños fueron provocados por rayos que impactaron la estatua, algo que en promedio ocurre cinco veces cada año.
Una maravilla del mundo moderno
El imponente monumento que se levanta sobre la cima del cerro del Corcovado es una de las siete maravillas del mundo moderno y el principal atractivo turístico de Brasil. Fue construido en cinco años e inaugurado el 12 de octubre de 1931.
La idea de levantar una estatua de un Cristo sobre el Corcovado se remonta a 1888, cuando la princesa Isabel ordenó levantar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús sobre la cima del cerro. Con la proclamación de la República, el proyecto se canceló, aunque se retomaría en 1921, como parte de las conmemoraciones del Centenario de la Independencia de Brasil. Ese año fue elegido el diseño presentado por el ingeniero carioca Heitor Da Silva Costa, con la imagen de Jesús en un pedestal.
De estilo art déco, la estatua mide 38 metros (unos 13 pisos) y pesa 1.145 toneladas. Está elaborada en concreto armado y revestida completamente con millones de triángulos de 3 centímetros de esteatita (piedra de jabón), un material resistente a la erosión.
El monumento está levantado a 720 metros sobre el nivel del mar y fue diseñado para resistir vientos de hasta 250 kilómetros por hora, una capacidad cuatro veces superior a la media registrada en la cima del Corcovado.
Este icono artístico, que combina ingeniería, arquitectura y escultura, enfrentó difíciles condiciones para su construcción, ya que los operarios tenían que trabajar sobre una base en la que casi no cabían los andamios, soportando fuertes vientos junto a un profundo precipicio. Pese a esas complicaciones, la obra no cobró ninguna víctima fatal.