Desde hace ya algunos años, la música latina es tendencia a nivel mundial. La canción en español, antes menospreciada, ha escalado hasta convertirse en el nuevo pop, en gran medida debido al impacto del reguetón, con figuras como Karol G, Bad Bunny, Daddy Yankee y Maluma, entre otras. Gústenos o no, este género musical ha cambiado la dinámica bajo la cual antes resultaba casi que obligatorio que cualquier artista cantara en inglés para tener un alcance masivo. Así, estrellas de la talla de Drake, The Weeknd, Pharrell Williams, Beyonce o Snoop Dogg han recurrido a cantar en español en orden con cumplir las nuevas demandas del mercado.
Todo esto para decir que cada vez más las miradas están puestas sobre la música latina, a veces de manera superficial, dándole únicamente visibilidad al género urbano, pero también abriendo una pequeña ventana ante los curiosos que han aprovechado para escarbar en otras escenas y movimientos.
En el caso de Colombia, el movimiento de la “nueva música colombiana”, que fusionaba ritmos tradicionales con el rap, la música electrónica, el jazz y el rock y del que surgieron proyectos como Bomba Estéreo, ChocQuibTwon, Systema Solar, Puerto Candelaria, La Mojarra Electrica o Sidestepper, ha venido transformándose para darle paso a una nueva generación y escenas muy particulares y ricas. El indie, la nueva sangre de la cantautora, el rap, el trap, el RnB, la música tradicional, la cumbia y el movimiento tropicanibalista, entre otros, forman parte del tapiz musical contemporáneo del país.
La que van a leer a continuación no es una lista definitiva, ni mucho menos. Como toda selección, es caprichosa y deja por fuera un montón de nombres relevantes. Sin embargo, constituye una buena muestra de esa nueva sangre de la música colombiana desde diferentes ángulos. Una reflejo de la diversidad que representa este país desde lo multicultural y lo pluriétnico.
1. Ana María Vahos
Originaria de Medellín, esta cantautora y artesana irrumpió en la escena musical colombiana en 2018 con su EP Anana, primer balbuceo, tres canciones en formato guitarra y voz donde se explora constantemente y se reconoce a través de situaciones muy íntimas. Hoy, junto con Briela Ojeda, La Muchacha, Paula Pera y El Fin de Los Tiempos, Bella Álvarez, Andrés Guerreo, Neck Talese y Lucio Feuillet, entre varios más, representa a una nueva camada de cantautores colombianos, una escena cada vez más grande, reconocida y aclamada en festivales y conciertos de la caldera emergente. El pasado julio presentó Los Días, su primer LP, formado por 13 canciones en las que aborda la contemplación de lo cotidiano y cómo ese acto de atención a los detalles se llega a convertir en un viaje de abstracción de la realidad convulsa que nos rodea. Su música resulta ideal para escucharla tirados en el pasto, encontrándole formas a las nubes que van cruzando por el frente.
2. Dawer x Damper
Directamente desde Cali, la que un día fue reconocida como la “capital mundial de la salsa”, llegan los hermanos Dawer x Damper, un dúo que se ha convertido en una de las representaciones más fuertes del afro-futurismo, mezclando ritmos urbanos con beats caribeños con mucha influencia del dancehall, el dembow y el afrobeat, todo esto sumado a un impacto estético deslumbrante y finamente curado. Sus videos, sus performances, sus visuales y su vestuario hablan de una identidad que desdibuja muchas de las estéticas comunmente asociadas al género urbano. Su música contiene una dosis de sensualidad, un poco de goce fiestero para bailar en la pista, un poquito de desamor, algunas referencias a temas sociales que afectan su entorno y, sobre todo, una descarga de algo indescriptiblemente contagioso que te hace querer escuchar más. Tras un montón de sencillos, este noviembre han publicado Donde Machi, el disco audiovisual con el que debutan rindiendo homenaje al hogar que los vio crecer durante las tardes de su infancia en que sus padres tenían que trabajar. Las expectativas son altas y seguro van a dar muchísimo de qué hablar de aquí en adelante, así que vayan siguiéndoles la pista.
3. Felipe Orjuela & La Nueva Estudiantina Electrónica
En las décadas más recientes ha surgido en Colombia un movimiento en torno a la cumbia bautizado como “tropicanibalismo”, comandado por Mario Galeano a.k.a Frente Cumbiero y secundado por agrupaciones como Los Pirañas, Meridian Brothers, Romperayo y Chúpame el Dedo. Influenciados por esa corriente, grupos actuales como La Sonora Mazurén, el Conjunto Medialuna, Los Cotopla Boyz, Las Muiscas, Los Yoryis o Bandejas Espaciales están ahondado en el sonido tropical lejos del trópico. De allí justamente surge Felipe Orjuela & La Nueva Estudiantina Electrónica, proyecto del multiinstrumentista y productor Felipe Orjuela acompañado de un all stars de la nueva camada de ese tropicanibalismo. Su disco homónimo editado este 2022 son 28 minutos de frenesí percutivo, bajos regordetes, sintetizadores ácidos y melodías pegajosas como goma de mascar que no te puedes sacar de la cabeza. Su descarga tropico-camaleónica es tal que, si al final no te deja con tortícolis, te vas a preguntar: ¿realmente fui a ese concierto?
4. Junior Zamora
Escuchar a Junior Zamora es sumergirse en una actitud introspectiva. Su música suave, sus susurros leves y su evocación a la reflexión profunda conectan perfecto con su apuesta hacia el RnB y el soul, ritmos delicados que acompañados de una luz tenue son la excusa perfecta para desnudar el espíritu y hacer catarsis. Para muchos, su nombre será familiar por su colaboración en ‘La caza de Nariño’, una canción contestataria de AlcolirykoZ, una de las agrupaciones más relevantes del rap colombiano. Sin embargo, Zamora lleva desde 2018 apostándole a su proyecto, y desde los 16 años apostándole a la música. Su álbum de debut, Ego, lo presenta como una de las promesas más grandes del RnB en Colombia. En él hace una búsqueda personal en la que nos hace parte de su viaje y, de paso, nos ayuda a conectar con sentimientos que nos hemos querido sacar del pecho y para los que en ocasiones no encontramos las palabras. Según ha dicho en entrevistas, este disco cuenta con “la osadía de un chico de casi 30 años, con canciones bajo el brazo desde los 19”.
5. La Perla
Volviendo a la raíz y al folclor que ha sido piedra angular de las fusiones que han encantado al mundo en la última década, La Perla es un ensamble de mujeres bogotanas que ha hecho de los ritmos del Caribe colombiano su excusa para mantener viva la tradición de la rueda de tambores, echando mano también de su entorno urbano gris y caótico. En sus pregones hay beatbox, hay rap, hay bullerengues, música de gaitas, baladas, cumbias rebajadas y exploraciones electrónicas. Su más reciente disco, Callejera, demuestra su carácter camaleónico con una identidad única. Además, cuenta con colaboraciones con Briela Ojeda, Delfina Dib, La Dame Blanche y Frente Cumbiero. Tras la despedida de los escenarios de la cantaora mayor Totó La Momposina, La Perla hace parte de ese relevo generacional que le apuesta al folclor no desde la apropiación, sino desde su reinterpretación y visibilización desde la capital colombiana y hacia todas las esquinas a las que su música alcance a llegar.
6. Lalo Cortés
Lalo Cortés ya era figura mucho antes de emprender su camino como solista. Ha sido la corista de los ensambles en vivo de Briela Ojeda, TSH Sudaca y Lianna. Su proyecto personal se enmarca en el neosoul, pero su voz bebe del jazz, el hip-hop y el RnB. Tiene una sutileza y un encanto que abrazan, además de una producción hipnótica que potencia ese viaje hacia la nostalgia y la vulnerabilidad. Recientemente estrenó su EP debut Paso a paso, que consta de cinco canciones que sirven como refugio en noches de soledad, como un abrazo cálido que te roza las heridas, te acaricia la cabeza y te hace saber que todo va a estar bien. Sin duda, Lalo es una de las promesas del neosoul y una de las voces que seguirá rondando por la cabeza de un público cada vez más grande en la región, así que vale la pena que la tengan en su radar desde ya.
7. Motilonas Rap
En la voz de Sol y Denisse se retratan las realidades más complejas de un país en guerra. A través del rap, esta dupla originaria de Tibú, en el departamento de Norte de Santander, se ha hecho eco de las desigualdades, injusticias y luchas de su pueblo, uno que históricamente ha estado marcado por el abandono estatal, pero también por la violencia y la guerra. Han sobrevivido en medio de situaciones caóticas y dolorosas que se repiten día a día, y de ahí que su voz se sienta como un grito de digna rabia. En 2017 lanzaron su primer EP, titulado Ishtana, de seis canciones que hablan de resistencia, denuncia y memoria del territorio. Esos temas han sido la base para sus sencillos consecuentes hasta el día de hoy y de su disco debut, El canto de la flecha (2020), donde ejercen como traductoras de un territorio silenciado. Motilonas es la muestra de un rap conciencia que no busca evangelizar, sino documentar la realidad del país en canciones para aquellos que encuentran en su música el refugio y el reflejo de lo que se vive lejos de las grandes capitales. Si quieren adentrarse en los relatos más crudos del país, no dejen de escuchar a las catatumberas más briosas del momento.
8. Penyair
Más o menos desde 2015 empezó a surgir con mucha fuerza una nueva camada de rap en Colombia, con dignos representantes del género en Bogotá, Medellín y el Caribe. No Rules Clan, Vic Deal, Luis7Lunes, Granuja, Doble Porción, N.Hardem, Al-Baro, L’Xuasma, Mc Ari, Ruzto, El Kalvo o El Redcode son algunos de los nombres que configuran esta lista larga, nutrida con estilos y barras para todos los gustos. En esta escena, una presencia que destaca es la de Penyair, rapero y beatmaker bogotano que define su estilo como “rap del espíritu”, y que podría describirse como una constante catarsis de pensamientos que transcurren mientras se deambula por una ciudad caótica, rota y problemática como Bogotá. En sus canciones hay una constante fascinación por describir el estrés y la supervivencia del día a día, con una actitud con la que es muy fácil sentirse identificado, pues esa urbe y esas situaciones que describe no son lejanas a la de muchos. Es por esto que su impacto y crecimiento han sido tan constantes. Penyair sin duda llegó para quedarse, y no va a tardar mucho en impregnar y seducir a los amantes del rap en español.
9. Verito Asprilla
Verito tiene 18 años y un carisma arrollador. Es considerada la revelación de la música urbana en Tumaco y, junto con Zoo Music y MA Studio, representa la nueva sangre que fusiona la herencia del Pacífico colombiano con ritmos como el dancehall, reguetón, trap y música exótica, una apuesta visionaria con todo el potencial de revolucionar la música latina. Verito tiene apenas tres sencillos publicados y varias colaboraciones, pero no hace falta tener una lista inmensa de hits para llamar la atención de la manera en que lo ha hecho hasta ahora con letras que hablan del empoderamiento femenino, el anhelo de vivir de la música y la actitud de asumir la vida como una fiesta eterna. Desde la reciente publicación de su EP Mundo Lila, Verito entró no solo pisando fuerte, sino pisando tan fuerte que ya necesitamos escuchar lo nuevo.
10. Yo No La Tengo
YNLT debutó en 2019 y rápidamente se convirtió en la revelación de la escena post punk bogotana. Meses después llegó la pandemia y durante el encierro se iban haciendo cada vez más latentes las ganas de salir del encierro para volverlos a escuchar en las calderas emergentes de la ciudad. Finalmente, en 2021, ese anhelo terminó, y no solamente volvimos a verlos en tarima, sino que también pudimos escuchar su primer EP, Fiebre, donde abordan temas como la masculinidad a través de la autocrítica, el abandono y la constante sensación de incomodidad con la vida y todas las situaciones que la rodean. Sus letras viscerales son como enfrentarse al espejo y decirse las verdades en la cara, desafiando los ideales sociales de que por ser hombres tenemos que ser fuertes y mantener una actitud lejana a las vulnerabilidades. Es una banda perfecta para desahogarse mientras caminas bajo la lluvia, queriéndote sacar toda la mierda que tienes en la cabeza.