Son las diez de la mañana cuando Dolores Fonzi (Buenos Aires, 1978) entra en la sede de la Casa América Catalunya en Barcelona con una sonrisa de oreja a oreja y las gafas de sol en la mano. Es una mañana soleada, como casi todas en una ciudad en la que la lluvia es una mera anécdota, y la actriz argentina está de buen humor. O si no, lo disimula muy bien: por algo lleva casi tres décadas en el cine.
Fonzi está en España presentando Blondi, su ópera prima como directora, que este miércoles inauguró la tercera edición del LATcinema Fest, el festival de cine latinoamericano de la capital catalana. El primer trabajo de la artista tras la cámara se estrenó en Argentina en 2023 con una excelente acogida: incluso ganó los premios al elenco y la mejor dirección en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, donde también obtuvo la nominación a la mejor película.
La protagonista del filme es Blondi, una mujer en su treintena que tuvo a su hijo Mirko a los 15 años. Del padre no se sabe ni tampoco importa, porque lo esencial en la película son las relaciones que sí existen, no las que podrían ser. Madre e hijo tienen un nexo estrecho, maternofilial pero también de amistad, y comparten su existencia con la abuela Pepa, la tía Martina, sus sobrinos y otros personajes secundarios que, pese a tener apenas un par de frases en todo el metraje, son importantes para la trama. Todo sirve para contar una historia llena de matices y temas controvertidos como el aborto o el consumo de marihuana, pero sin histrionismo. De hecho, su visionado provoca una sensación de confort, de cierta reconciliación con la existencia.
Para Fonzi, que no solo ideó a Blondi sino que también la encarnó en la pantalla, todo el proceso de creación de la película “fue una experiencia de felicidad total”. “Estás ahí con una idea tuya y hay tantas personas haciéndola realidad”, dice. “Yo estaba agradecida, feliz”. Santiago Mitre, su pareja, estaba terminando su filme Argentina, 1985 cuando ella aún estaba rodando, y cada vez que la llamaba le decía que estaba “como en Narnia”, recuerda entre risas. “El último día de rodaje lloré, y luego llegó todo el proceso de editar. Yo no estudié en la universidad, o sea, hice cine mucho tiempo, desde que tengo 19 años, pero nadie te dice todo lo que hay que hacer. Fue todo una aventura”.
- ¿De dónde nace Blondi?
- En realidad no tenía una necesidad imperiosa de hacer una película. Yo ya había coescrito y actuado en una serie de televisión con una amiga que se llama Soy tu fan cuando tenía 24 años. La parte de producción no había sido muy satisfactoria, había sido bastante estresante, y después fui madre, así que dejé eso ahí. Pero más tarde, leí una novela en la que había una imagen que me interesaba, que era una mujer que tenía un hijo con un moribundo, y después venía la historia de la madre y el hijo juntos. Había ahí algo que me gustaba, esa relación bastante particular, y lo agarré.
Empecé a trabajar sobre esa idea pero, para entrar en la comedia, hice que fuese una madre adolescente y un padre abandónico que nunca existió en la película. Y eso no es casualidad, porque, en mi círculo íntimo de amigas, casi el 70% son mujeres que crían solas. Y más allá de eso, si haces un estudio, el 95% de las personas que crían solas a sus hijos son mujeres. Quise poner en evidencia ciertas cuestiones, pero riéndome un poco de eso también, para que no fuese solemne.
- Ese es un aspecto llamativo, porque la película tiene todos los elementos para ser un drama pero no lo es.
- Para mí lo importante de la película es justamente haber dado vuelta todas esas estigmatizaciones. Es una madre que tiene una buena vida, que quiere a su hijo; se llevan bien, son felices. Su progreso es poder pagar las cuentas, estar con su hijo, que es lo que más le interesa en el mundo, y no mucho más.
Después de estrenada, es más fácil analizarla, porque la mirada del otro es lo que termina de cerrar el concepto. Y te deja una sensación de que tenés que tratar de ser feliz con lo que tenés, como ella. Es una película chiquita, simple, emotiva y de actores.
- Gracias a esa manera de exponer sin solemnidad algunos temas controvertidos, puede que la película llegue a un público de ideas conservadoras que, en principio, podría mostrar rechazo.
- Sí, de hecho, en una de las funciones en Buenos Aires donde había charla con el público, una mujer levantó la mano y dijo: “Solo te quiero agradecer cómo tocaste el tema del aborto”. Como yo milito en este tema, ella suponía que iba a querer imponerlo de manera más radical y me agradeció el guiño que hice.
La película es sobre cómo ella se adapta a una vida que le tocó y la convierte en lo que quiere. Y después, lo de la marihuana, el aborto y esos temas tienen que ver con la libertad más que con el concepto en sí. Blondi cuenta lo de su aborto porque no tiene nada que ocultar. No es perfecta, no quiere serlo.
- Es una película feminista donde todas las mujeres son fuertes, pero no es un manifiesto.
- Hay una red entre las mujeres más humana, en vez de ser amazonas del poder. Esta red se refleja desde siempre: la madre, la abuela y la hermana criando a las crías de todas entre sí. Me decían mucho que es una película sobre nuevas maternidades, pero la maternidad es así desde siempre.
- Blondi es a la vez un retrato familiar, una road movie y una película coming-of-age. ¿Cómo hizo la mezcla de géneros?
- Todo es gracias a que la escribí, junto a Laura Paredes, hace mucho tiempo. Pude hacer correcciones, meter cosas en la trama, reflexiones o inspiraciones como, por ejemplo, la serie Better Things de Pamela Adlon. Hay muchas referencias de las cosas que me gustan. Cada día vas cambiando. De hecho, con la película ya terminada, vi Aftersun y volví a la edición. La película vive hasta que te la sacan.
- Que la mayoría de las canciones de la banda sonora sean de la Velvet Underground también es una referencia a sus gustos personales ¿no?
- Me gustaba que ella escuchase la misma música que cuando se quedó embarazada porque nunca más rehizo una vida amorosa, se quedó en ese tiempo. Además, ese disco [The Velvet Underground & Nico] es emblemático en mi vida, claramente, y poder haberlo puesto fue un lujo.
- Usted es madre de dos hijos ¿es posible tener una relación maternofilial como la de Blondi con Mirko?
- Sí. Una es la guía y también el límite, pero yo no aguanto no ser yo. Me parece importante que ellos no tengan la presión de ser perfectos. Mi hijo tiene 15 y mi hija, casi 13, y son mi mejor plan. Cada vez son más grandes y más divinos. Obviamente, siento que hay una responsabilidad por mi parte, pero yo no miento: si un día no me caes bien, te lo voy a decir y no nos peleamos. Es importante desacralizar el orden impuesto por la sociedad de la madre lejana que no cuenta nada. Tampoco yo les cuento todo, pero sí siento que las cosas tienen que estar claras. Somos todos personas, no te voy a tratar como a un tonto porque seas mi hijo. No es que me crea una madre genial, me creo una madre verdadera. Por ahora está funcionando, veamos cuando tengan 18 o 20 años.
- ¿Tiene pensado seguir dirigiendo?
- Tengo un proyecto en marcha del que no se puede hablar mucho, sobre todo porque tenemos un presidente que está loco y es sobre el aborto. La película está basada en un caso real y es muy interesante. Me trajeron la propuesta, me encantó y me la apropié muy rápido. Ahora estamos escribiendo, tengo que entregar ya y se filma este año.
- Blondi se estrenó en Argentina en 2023 y desde entonces el país ha sufrido una convulsión política muy grande. La ley ómnibus de Milei, que finalmente no salió adelante, tenía previsto cortar la financiación del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
- Yo soy una actriz privilegiada, no me puedo quejar. De hecho, la gente a la que le importo, como mi familia, no entiende que me involucre tanto en política. Tengo un recorrido laboral fuera de Argentina, inclusive las películas que hago en Argentina las financian plataformas de afuera. Soy una privilegiada, pero hablo por todos mis compañeros porque, si tienes un lugar de poder, es imperioso que te pongas al hombro la responsabilidad de exponer y evidenciar que todo el mundo está mal.
Tengo un año full, porque tengo esta película que me parece impresionante, que va a ser una bomba. Y después hay una serie de Amazon muy grande que también creo que voy a hacer, más bien en Chile. A mí esta situación política no me mueve, pero a mis amigas sí, y a todo el equipo de Blondi, por ejemplo. Como no se filma por todo lo que está provocando el Gobierno ahora, no va a haber películas en 2025 que compitan en ningún área. Es un desastre y me da miedo.
- ¿Cómo ve el futuro de Argentina a medio plazo?
- No sé qué va a pasar. Este Gobierno lleva tres meses de mandato, es un desastre atroz y aún quedan tres años y nueve meses. La resistencia es imperiosa, pero el pueblo no tiene la capacidad porque no come. Espero que el futuro sea lo menos perjudicial para la gente, que es lo que importa, porque las necesidades básicas están descubiertas.
También siento que la historia de Argentina es cíclica: de repente se desfinancia todo, desguazan todo, y después nos recuperamos. Y vuelve de nuevo a suceder lo mismo. Pero esto era impensado, yo no puedo creer que esta figura payasesca haya asumido el Gobierno de un país.
- Quizás es un problema que va más allá de su país, porque la ultraderecha avanza en otras partes del mundo también.
- Sí, pero, por ejemplo, en Italia está Meloni, que será lo que será, pero es una política. El de nuestro país no es un político que hace cosas que no te gustan pero con una mirada integral sobre un país. Es muy poco serio, no se entiende; estoy muy disgustada. Es la peor pesadilla, y está apurando los pasos lo más rápido posible porque todo se le empieza a desbandar y los que lo votaron ya lo odian. Y mi manera de militar es con las cosas que hago: la película que estoy preparando, y Blondi también, claro. Nos van a intentar limitar todo lo posible, pero hay que resistir.