Artes

‘Espíritu sagrado’: control de tierra llamando al planeta Elche

El costumbrismo y la ciencia ficción barata se mezclan en el cine del español Chema García Ibarra, que tras deslumbrar con sus cortos estrena su primer largo.

Barcelona
Fotograma de 'Espíritu sagrado', película de ciencia ficción costumbrista de Chema García Ibarra ambientada en Elche. LA AVENTURA

Nunca, todavía, he estado en Elche, pero he llegado a pensar que, más que erigirse en la provincia española de Alicante —como mucha gente cree—, esta ciudad está en otro planeta, en una galaxia muy lejana, en una dimensión desconocida y a la vez extrañamente paralela a la nuestra: el cortometraje El ataque de los robots de nebulosa-5 (2008) hablaba de un vecino del barrio de Carrús que se preparaba para lo inevitable del título. Protopartículas (2009), filmado en el mismo barrio, versaba sobre un astronauta que regresaba a Elche tras un experimento fallido en el espacio exterior. Misterio (2013), que para el que esto firma es una de las Mejores Películas Españolas de Todos los Tiempos, era ya un corto “a todo color”, en el que otra vecina de Carrús recibía La Llamada.   

Espíritu sagrado, el primer largo de Chema García Ibarra (Elche, 1980), que llega a los cines españoles mientras continúa festivaleando —después de su estreno en Locarno, ha pasado por Sevilla, Mar del Plata, Madrid (donde el pasado domingo obtuvo la Mención Especial del Jurado y el Premio del Público del festival Márgenes)—, es como una versión expandida de Misterio: tiene mucho que ver, y a la vez es completamente distinto. Básicamente trata del propietario de un bar, José Manuel, que pertenece a una modesta comunidad de ufólogos a los que sacude la súbita muerte de su líder, un visionario avalado por varios libros escritos por él mismo. Mientras tanto, una de las sobrinas de José Manuel ha desaparecido, causando un gran revuelo mediático. Hasta la televisión de Elche se ha movilizado, y muestra en pantalla a la hermana gemela de la desaparecida: “Si ven a una niña exactamente igual que esta, llamen...”.

Nos encontramos con García Ibarra en un bar secreto de Barcelona, próximo al Paseo de Gracia. En 13 años, es la primera vez que le vemos sin su inseparable Leonor Díaz, que, además de pareja, también es la directora de arte y de producción de todas sus películas. El encuentro con Chema García Ibarra tiene lugar pues en circunstancias bastante extraordinarias, como fuera del tiempo y del espacio.

El cineasta Chema García Ibarra, director de 'Espíritu sagrado'. ARCHIVO

- Recuerdo que, cuando todavía me prodigaba como miembro de jurados de festivales de cine, te di un premio por El ataque de los robots de Nebulosa 5, y en otro festival, uno más por Protopartículas. Me sentí un poco culpable, no por nepotismo, sino porque por tu primer corto recibiste más de 100 trofeos en todo el mundo. Y me pregunté, ¿dónde diablos los guardará?

- Ahora los tiene mi madre, que ha montado un mueble larguísimo en el pasillo. Pero el de Sitges que me diste por El ataque de los robots de Nebulosa 5 lo guardo yo porque es muy bonito: es el robot de Metrópolis. Así que no te sientas mal.

- Hace cinco años ya hablabas de Espíritu Sagrado, película que entonces todavía solo tenías en mente. ¿Ha costado levantar el proyecto?

- En realidad no. Costó acabar de escribirla, pero luego el proceso de producción ha sido rápido. Entraron los franceses, y consiguieron unas ayudas que tienen para el “Cinéma du monde”, luego RTVE… Todo ha sido muy fácil gracias a mis cortos, porque ya son seis, contando Uranes, que es un mediometraje, y si los has visto es muy fácil que te imagines cómo va a ser Espíritu sagrado, porque va exactamente en la misma línea… Me interesan cuatro cosas, pero me interesan mucho. No salgo de mi rollo que es hacer cosas de ciencia ficción en Elche.

- ¿Cómo ha sido el salto al largo? Como dices, Espíritu sagrado está muy en la línea de tus cortos. Pero algo habrás tenido que adaptarte al cambio de formato...

- He tenido que adaptar algunas cosas para llegar el formato estándar de 90 minutos, que al final se ha quedado en 87 minutos. He introducido secuencias largas, como en la que están cocinando el bocadillo, que dura cuatro minutos, o la del encuentro de la madre con sus compañeras de trabajo en la industria del calzado, que no estaban en la primera versión del guion. Al principio, me centré exclusivamente en los acontecimientos. Pero luego me di cuenta de que había personajes, como la madre, que parecían puramente instrumentales, así que añadí algunas escenas en las que aparentemente no ocurre nada relevante, pero que también cumplen una función narrativa, ya que hace que te importe más lo que les pasa a esos personajes, porque los conoces más, después de haberlos visto cenando, en su lugar de trabajo o en la feria.

En 'Espíritu sagrado', Chema García Ibarra se inspira en escenas cotidianas de su Elche natal. LA AVENTURA

- ¿Te refieres a la secuencia de la feria, con la niña y su tío dando vueltas al son de esa versión rumbera del ‘Zombie’ de Cranberries? Eso es un clímax absoluto, y lo cortas rápido.

- Pues dura cuatro minutos, y también forma parte de esas escenas largas, más propias de un largometraje. Creo que ese ha sido el cambio fundamental, ya sabía cómo rodar un buen plano, pero ahora he podido explorarlo en el tiempo. Mi cine, por lo demás, sigue igual.

- Una de las características de tu cine es trabajar con actores no profesionales.

- Sí, me gusta contar con actores a los que, en otras películas, como máximo les darían papeles secundarios, y que recaiga en ellos en peso de la historia. Es algo que se me da bien, y que pienso seguir explorando. Nacho Fernández era guarda nocturno en un parking antes de hacer la película, y ahora trabaja en Leroy Merlin, por lo que no pudo ir al estreno mundial en Locarno. Es alguien sin interés especial por el cine, pero vio la película dos veces en el Festival de Sevilla, y está encantado. La primera vez estaba muy nervioso, y además no sabía cómo acababa, porque cuando la rodamos me pidió saber lo mismo que su personaje, que así lo haría mejor. Para él fue un shock enfrentarse al final, pero le gustó mucho.

- En el caso de la niña, Llum Arques, imagino que los padres estaban al corriente de todo, ¿no?

- Por supuesto, los padres estaban al tanto de todo. Leyeron el guion, y les expliqué personalmente todo. Al tratarse de una niña, tenía que ser absolutamente transparente.

Llum Arques, una de las protagonistas de la película 'Espíritu sagrado', de Chema García Ibarra. LA AVENTURA

- Si eres padre, la película puede dar un poco de mal rollo…

- La película da mal rollo, seas padre o no, porque quería llevarla, por primera vez, a terrenos muy oscuros, y que a la vez fuesen muy divertidos. Quería una comedia con ese vaivén, por lo que me decidí por el tema más oscuro posible. Ese miedo que tenéis todos los padres...

- Creo que en el Levante español flota un poco en el ambiente. Alcácer, donde en los noventa hubo un caso de secuestro y asesinato de tres adolescentes, no está lejos de Elche, ¿no?

- Sí, en la región todavía hoy notas las ondas expansivas del caso que traumatizó a toda una generación entera. Yo tengo 41 años, así que entonces tenía 11 ó 12. Es un tipo de violencia que forma parte de nuestros shocks infantiles. Nos afectó mucho la forma en que nos llegó, así como las conversaciones que se daban en nuestro entorno. Nos dimos cuenta de que El Mal podía suceder en cualquier momento, y de que el exterior era un lugar peligroso. Puede que en toda España, pero la cercanía geográfica… Y eso es algo que, probablemente, resurge en la película.

- No todo es mal rollo, todo lo contrario, Espíritu sagrado me recordó mucho a Gentlemen Broncos, la comedia de Jared Hess de 2009.

- Totalmente. Hay mucho de Gentlemen Broncos en Espíritu sagrado. Hemos copiado algunas cosas, incluso fue la última película que nos pusimos antes de empezar a rodar. Estuvimos en su estreno mundial en el Festival de Austin. Jared Hess nos gusta un montón. Hasta las que no son tan buenas, como Super Nacho. En Gentleman Broncos aparece por ejemplo una tienda de camisones cuyo escaparate tiene la misma gama cromática que una tienda de armas, que está enfrente. Me alegra mucho que lo hayas visto, porque la tuvimos muy, muy presente.

Tráiler oficial de la película 'Espíritu sagrado', de Chema García Ibarra. YOUTUBE

- Por cierto, ¿sigues viviendo en el Carrús, donde también has filmado Espíritu sagrado?

- Viví ahí hasta 1994, pero ahora estamos a dos o tres manzanas, y voy mucho por el barrio. Ahora se ha hecho famoso porque ha salido en un ranking de la Agencia Tributaria como el distrito postal más pobre de España. Pero es porque, lamentablemente, mucha gente trabaja en B, y aparece más pobre de lo que es en realidad. Todo el barrio trabaja en la industria del calzado, que está muy sumergida. Hay una parte del proceso, que se llama el aparado, y que se hace mucho en casa. En los anuncios tiran de ese eufemismo: “Se buscan aparadoras de interior”. Es decir, que tengan sus máquinas en casa. Yo he crecido escuchando el sonido de esas máquinas. Mi abuela era aparadora, mi tía era aparadora, y mi padre ha trabajado siempre de administrativo, pero en fábricas de calzado. Así que nos hemos comido todas las crisis, en el 90 y en el 2000, con la deslocalización a China, porque se trata de calzado básico barato. Eso fue terrible, con un paro brutal, y ahora la generación que vino a trabajar en el calzado en los años sesenta y setenta se está dando cuenta de que la jubilación se les ha quedado en nada, cuando han trabajado más horas que el sol.

- Ese aspecto social está muy presente en Espíritu sagrado. ¿Qué me dices del esotérico? ¿Está muy presente en la cultura del barrio?

- Sí, el curandero y el médico siempre han estado al mismo nivel. Lo esotérico siempre me ha llamado mucho la atención, aunque desde el escepticismo, porque había una parte de mi familia que era muy creyente, pero mis padres siempre me protegieron de esas creencias. Así que yo no creía, pero al mismo tiempo me atraían los rituales, como aquello de hervir el agua en la cabeza, que es, cuando tienes una insolación, te ponen un vaso de agua en la cabeza y al darle la vuelta el calor de la cabeza hace que el agua hierva. Luego también se arreglaba el dolor de barriga con un pañuelo, que se extiende y se recoge sobre el vientre. Al final se lleva el dolor, y eso tiene mucho de psicosomático. Pero ver a la abuela diciendo una oración secreta en voz baja mientras hace ese ritual, que además sólo ha podido aprender a un día y a una hora determinada, pues me parece muy bonito, estéticamente hablando.

- Hablando de estética, me hace gracia, en particular, la decoración egipcia que domina en el piso de José Manuel. ¿De dónde sacasteis tanto material?

- Es verdad que hubo un pico importante de decoración egipcia a finales de los noventa y principios de los noventa. Gran parte del mobiliario egipcio está fabricado a mano por una persona de Elche, a la que le gustaba mucho ese tema. Es el padre de Carlos Maciá, un amigo nuestro, que estuvo trabajando como maquillador en la película. Sabíamos que su padre hacía esos muebles, y los acabamos metiendo en la película. Sale en los créditos de agradecimiento.

La decoración con motivos egipcios es una constante en la película 'Espíritu sagrado'. LA AVENTURA

- El momento en el que se iluminan los triángulos para recibir a los extraterrestres ya es icónico (al menos para mí). ¿Cómo se te ocurrió?

- No sé de dónde sale esa imagen. Pero en la película aparece un documento en el que, si te fijas, se explica todo lo que hace falta para construir los triángulos. Me gusta la idea de construir algo humildemente tecnológico, que no se acaba de verbalizar.

- Dime la verdad, ¿van muchos ovnis por Elche?

- La verdad es que no se han dado muchos avistamientos. Pero es algo que siempre me ha interesado, desde los tiempos del programa de Jiménez del Oso, que me daba un poco de miedo. No sé si se siguen vendiendo revistas como Más Allá. Pero pillamos un lote de 90 ejemplares en Wallapop, y les pedimos permiso para sacarlas en Espíritu sagrado.

- Siempre te ha interesado la ciencia ficción en general, pero aquí te centras en la divulgación pseudocientífica, ¿qué te llama de eso en particular? 

- Me gustan los títulos rimbombantes, y los diseños de portada. En los años setenta y ochenta salieron en España muchos libros muy baratos y muy cutres, mal editados y llenos de faltas, sobre pseudodivulgación ovni como los que homenajeamos en la película. He leído un montón, porque salen muy baratos, como a 20 céntimos la unidad, aunque al final son todos muy parecidos. El más famoso de todos ellos es Erich von Däniken, que se hizo rico relacionando las civilizaciones antiguas con los extraterrestres: “¿Veis este grabado maya? Claramente es un casco. En esta cosa egipcia se ve un platillo volante...”. Era un estafador, estuvo en la cárcel y ahí se dio cuenta de que podía estafar a gran escala. Sus libros son muy fascinantes, quizás porque sus trucos son muy obvios. Me interesa mucho esa persona que lo lee, y se lo cree. ¿Qué le lleva a no ver un truco? Ese tipo de cosas me interesan un montón, y Espíritu sagrado va de eso.

Periodista cultural especializado en cine y literatura. Fue redactor de la revista Fotogramas durante 17 años. Ahora colabora regularmente con medios como La Vanguardia, El Mundo, Cinemanía o Sofilm, entre otros. Ha comisariado la exposición Suburbia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.