Sebastián Panesso, guitarrista de LosPetitFellas, cuenta que los habitantes de “la hermosa y linda Bogotá” describen a su ciudad como una chica de temperamento fuerte, porque “hace lo que le da la gana: si quiere estar triste, llueve; y si quiere estar feliz, sale el sol”. Una personalidad vehemente que, desde el 28 de abril, también ha contagiado a los ciudadanos de la capital y de las principales urbes de Colombia, cuando salieron a tomar las calles para exigirle al Gobierno del presidente Iván Duque soluciones contra la crisis económica y social que atraviesa el país. Además, a la par de las movilizaciones, muchos sectores de la sociedad civil pactaron también un paro de actividades, con el fin de ejercer una mayor presión y concentrar sus esfuerzos en las protestas.
Fue así que, a pesar de haber lanzado un nuevo disco en marzo de este año y encontrarse en plena promoción del mismo tras más de 12 meses de pandemia, los cinco miembros de LosPetitFellas decidieron sumarse al paro y suspender todas sus actividades musicales. Desde entonces, han aprovechado el altavoz que les concede ser una de las bandas más populares en la escena musical alternativa de Colombia para apoyar y dar voz a las protestas, así como para denunciar los abusos de autoridad y los asesinatos contra manifestantes a manos de la policía —al menos 20 documentados, según Human Rights Watch, pero 68 denunciados— que han tenido lugar en su país en los últimos dos meses. Sobre estos temas hablan desde Bogotá, por videollamada, el vocalista de la banda, Nicolás Barragán, y el propio Panesso.
- Había transcurrido ya más de un año de pandemia cuando explotaron las protestas en Colombia. ¿Cómo afronta esta situación la banda?
- Sebastián Panesso (SP): Personalmente, trato de mantenerme en equilibrio. Claramente, hay días en los que es mucho más difícil, porque la situación no ayuda mucho. Pero si bien el contexto es muy triste, trato de verle el lado positivo, porque creo que a algún lado debemos llegar con todo esto.
- Nicolás Barragán (NB): Hay que defender la alegría con la tristeza que nos queda.
- ¿Se podría decir que esa última idea forma parte de la música de LosPetitFellas?
- NB: Creo que LosPetitFellas es un claro ejemplo de esa frase que dice que “uno está hecho del material de los sueños”. La energía y la forma de entender la vida hicieron que llegáramos cinco personas a un lugar para intentar ser felices y libres. Eso implicó quitarnos las reglas y los prejuicios, y permitirnos ir a los lugares que nos parecían bacanos desde la música. También tuvimos que entender la banda no solamente como un colectivo que está proponiendo unas canciones, sino como un ejercicio artístico independiente, muy honesto, muy entregado y muy disciplinado.
- Hablando de reglas y prejuicios, el sonido de LosPetitFellas se caracteriza por mezclar sin complejos el rap con géneros como el jazz y el funk. ¿Esa idea estuvo clara desde la fundación de la banda, en 2012?
- NB: Yo le decía a Sebastián que no pusiera distorsión en la guitarra, que eso no era rap.
- SP: Yo creo que uno viene programado con algunas cosas, por los prejuicios de lo que a cada uno le gusta y cómo piensa el otro. Pero esa libertad de LosPetitFellas implica ser libre junto al otro y entenderla como una libertad colectiva.
- NB: Sebastián, yo no sé si ahí estás hablando sobre la banda o sobre el mundo. Lo que debemos preguntarnos es: ¿cómo vamos a permitirnos vivir con el otro pese a las diferencias? Hay procesos individuales, pero también hay cosas más grandes que el individuo. Así que yo pienso que LosPetitFellas son un buen ejercicio para entender cómo debería funcionar el mundo, porque logramos comprender que teníamos cosas esenciales en común. El grupo es mi pastor y nada me faltará. ¡Alabado sea el grupo, hermanos!
Pese al parón de conciertos que trajo consigo la irrupción de la pandemia, LosPetitFellas aprovecharon el confinamiento para aventurarse en el proyecto 777: un disco en tres entregas de siete canciones cada una que se publicarían cada siete meses. La primera parte, Buenos días, vio la luz en julio de 2020, mientras que el segundo capítulo, A quemarropa, apareció en marzo de este año. Sin embargo, el inicio de las protestas en Colombia, un mes más tarde, vino a sacudir de nuevo sus planes. Aun así, el grupo no lo recibió como una mala noticia, sino que, en palabras de Panesso, “está lindo ver una luz al final del túnel”. “No estoy seguro de que esta situación vaya a terminar pronto, pero, por lo menos, la gente está tomando otras decisiones sobre la vida”, celebra.
Desde su trinchera, la banda también asume esa “responsabilidad del artista por retratar el mundo”, asegura su vocalista. “A mí, me gusta lo coyuntural de la vuelta. El país pasa por un momento que hay que narrar, y hay que estar dispuesto a hacerlo, con la certeza de que la música es maravillosa y logra cosas increíbles. ¿Va a salvar el mundo? No lo sé, pero tal vez una canción sí logre salvarle cuatro minutos a alguien”. De hecho, su compromiso por hablar del acontecer político y social en sus letras es tal, que en el nuevo disco hay algunos temas que parecían predecir lo que estaba por ocurrir unas semanas después en Colombia.
Hay una bomba debajo de la mesa
Va a explotar y a nadie le interesa
‘Tarantinero’, LosPetitFellas
- En A quemarropa, canciones como ‘Tarantinero’ y ‘Los otros’ parecen una profecía de las protestas que estallaron a finales de abril en Colombia. ¿Era algo que se veía venir?
- NB: El estallido social lleva unas semanas, pero es una consecuencia de demasiados años. El 2019 ya nos había entregado un pulso, solamente que se paró y, luego, llegó la pandemia a agudizarlo todo. Lo cierto es que es una sensación de hace un buen rato. Estamos en un loop de violencia en Colombia, así que está bacano proponer, ya entendiendo un poco la historia, otros lugares antes o mientras suceden. El tema de ‘Los otros’ surge desde los plebiscitos de la paz [cuando el Gobierno colombiano consultó a la población, en 2016, sobre su opinión de firmar la paz con la guerrilla de las FARC, con un resultado del 50,2% de los votos en contra], que fue cuando empezaron a haber los unos y los otros. No es que unos sean buenos y otros sean malos, pero sí ha surgido una conversación importante que está llegando a una profundidad esencial: la defensa de la vida. Entonces, el arte tiene que proponer que se hable de eso y nuestra banda está interesada en prestarse a ser una herramienta para esa conversación.
- SP: Para ser más específicos, si alguien cree que la situación actual de Colombia es solamente porque la pandemia hizo que la economía sufriera, es un error. Yo lo comparo con una olla a presión: llevamos 70 años con una sopa hirviendo que tenía que estallar en algún momento. Claramente, la covid-19 le puso más fuego a la olla; pero quienes metieron los ingredientes creyeron que esto nunca se iba a calentar, y eso ha llevado a unas estadísticas terribles de pobreza, hambre, desempleo y corrupción.
- En este momento de crisis social en Colombia, el grupo decide detener su música y participar en las protestas de otra manera. ¿Por qué? ¿No era mejor seguir difundiendo el mensaje que llevan sus canciones?
- NB: Hemos intentado responder no solo desde el lugar del artista, sino desde el del ciudadano que se junta con su colectivo para adoptar una posición. Y es que había un discurso demasiado tibio: nos pedían no polarizar, pero llega un momento en el que hay que defender la vida, porque es nuestro público al que están disparándole. Así que empezamos con unos ejercicios artísticos fuera del esquema musical. Por ejemplo, volvimos a Instagram para hacer una publicación dominical, en formato de revista, llamada Los otros, en la que estamos informando y proponiendo pensamientos que no aparecen normalmente en los espacios convencionales, pero que permiten que nuestro público se llene un poquito de esperanza y argumentos para empezar a conversar. Además, los martes en la noche, a las 23.50 [hora de Bogotá], emitimos unas cápsulas de radio con datos sobre el país, con la intención de proponer preguntas.
- ¿Para un artista es necesario tener un discurso crítico ante el poder?
- SP: Eso es subjetivo. Yo creo que aportar algo tiene más que ver con ser ciudadano de tu territorio. Esto se aleja del arte, porque uno se convierte en un ser político. No importa que mi canción te guste o no; estamos hablando de otra cosa. Habrá artistas que ni siquiera miren; otros que lo hagan porque se lo piden. Así que no creo que se les pueda juzgar como artistas, porque es algo que va más allá de eso.
- NB: Sin embargo, pienso que es hermoso cuando el arte sale hacia el frente y se encarga, como siempre, de dedicar tiempo y sensibilidad a ver lo que está pasando y de comunicarlo, después de un proceso estético, para que sea un diálogo de más personas. Vuelvo a lo mismo: preguntas y preguntas; el arte proponiendo preguntas para que todo el mundo se sienta un poquito incómodo. Es cuando se plantean estos cuestionamientos que la gente se pregunta si siente o no afinidad, si algo es o no verdad. Por eso es maravilloso, por ejemplo, cómo el futbolista brasileño Sócrates invitaba, con mensajes, a que los aficionados salieran a votar. Eso hace que la conversación tenga magia.
Económicamente, ni Panesso ni Barragán anteponen la presión que pudiera llegar a tener la banda con el paso de los meses sin actividad musical a la que atraviesan el resto de colombianos. Aun así, el vocalista de LosPetitFellas reconoce que también sale a protestar por su propia situación: “No creo que el país nos esté brindando oportunidades a los que trabajamos. Estamos en un país con pandemia, con una crisis social a consecuencia de una guerra de hace mucho tiempo en la que la payola [soborno] manda, con unos medios de comunicación que hablan de lo que les da la gana. No es que estemos en la mierda, pero sí estamos resistiendo todos los días; así que uno mismo siente la necesidad de la vuelta a la normalidad”.
No obstante, para que eso suceda y se alcance la paz, Barragán considera esencial que en su país haya “una conversación profunda sobre las drogas, sobre la cocaína, porque es el diablo que habita Colombia”; aunque también piensa que la sociedad todavía no está preparada para eso. Por su parte, Panesso añade que, además, habría que incluir el tema de la corrupción. “Creo que es el enemigo en común”, lamenta el guitarrista.
- Cuando todo esto acabe, el paro y la pandemia, y puedan estar de vuelta en un concierto frente a su público, ¿qué les gustaría decirle?
- NB: Que no se olviden de las personas que se han ido en estos días. Hay algo importante después de todo esto: no podemos volver a ser los mismos, tenemos que aprender a sentir las ausencias. Y no sólo me refiero a la gente que ha muerto en las calles protestando, sino a la gente que se ha llevado la covid-19, a la que no le soportó la cabeza y a todos los que no están con nosotros después de este caos. En medio de la celebración que daremos para festejar la vida, habrá que hacer memoria y ofrecerles nuestro respeto.
