Artes

‘Palestra’, humor a tirones

Una sesión de depilación con cera se convierte en un aquelarre desopilante a cargo de los cineastas argentinos Juan Pablo Basovih y Sofía Jallinsky.

Barcelona
Las actrices Constanza Herrera y Cecilia Marani, en 'Palestra', la película de humor a tirones de Juan Pablo Basovih y Sofía Jallinsky. CORTESÍA

Cuando Juan Pablo Basovih, de 32 años, conoció a Sofía Jallinsky, de 27 años, él tenía unos cortos en su haber y ella, licenciada en Bellas Artes, andaba un poco obsesionada con la depilación con cera como forma de arte. Del encuentro surgió la chispa del amor, y luego esta Palestra, comedia rodada en su propia casa que triunfó en el pasado Festival de Gijón, donde logró nada menos que el premio de la crítica internacional.

Rodada en 2019 y mundialmente estrenada en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, Palestra tuvo que torear la pandemia, como tantas otras películas. Pero en estos precisos momentos, y en parte gracias a los 10.000 euros del trofeo asturiano, el binomio bonaerense sin pelos en la lengua ya está a tope con su siguiente película, que de momento se llama Estertor, y que, por su argumento, podría parecer un remake risueño de Tras el cristal, el clásico del director español Agustí Villaronga. Como Palestra, Estertor volverá a girar en torno a pocos personajes encerrados en una casa, al más puro estilo confinado, aunque de momento hablamos con ellos de lo que vimos en Gijón, una comedia muy negra en la que todo rastro de buenísimo o corrección política ha sido cuidadosamente rasurado para explorar los límites del humor, y traspasar alegremente sus fronteras. Incluso podemos detectar trazas autobiográficas, ya que Palestra va de un fotógrafo que asiste a una sesión de depilación con cera entre tres amigas, que bien podrían ser las tres parcas. La depilación con cera, sobre todo para los que no nos depilamos, puede parecer algo arcaica, pero, como dice acertadamente una de las protagonistas del filme, “¿acaso no nos seguimos cortando el pelo con tijeras?”. Y la láser no está al alcance de todo el mundo.

- Entonces, ¿cómo se os ocurrió hacer una comedia a partir de la depilación con cera?

- Sofía Jallinsky (SJ): Yo vengo de las artes visuales, y había hecho algunas obras con cera de depilar, sacando los tirones con los pelos, pero era algo que no terminaba de armarse en ese formato escultórico. Luego nos conocimos con Juan, empezamos a hablar, y le mostré cómo era la sesión de depilación casera, que siempre se complica, con la cera dura y que no sale, hasta que crees que vas a tener que arrancarte la concha. Hicimos eso. 

- ¿Eso? ¿Quieres decir que le mostraste cómo te depilabas con cera las partes más íntimas? Es una buena manera de conocerse y de romper el hielo.

- SJ: ¡Sí, es una muy buena forma de conocerse! Yo me depilaba, y él lo filmaba. Después de eso, todo fue muy bien.

- Juan Pablo Basovih (JPB): La verdad es que lo hicimos, yo con la cámara y ella depilándose, pero sufrí un montón. Transpiraba, y en la película pasó un poco lo mismo: no podía creer la violencia que se ejerce contra el propio cuerpo, la sangre… Siempre me lo había imaginado como algo más estético, algo lindo en lo que simplemente alguien grita algo como “¡ay, eso me ha dolido!”. Pero es muy violento.

Cecilia Marani y Sebastian Romero, en la película 'Palestra', de Juan Pablo Basovih y Sofía Jallinsky. CORTESÍA

- Entonces, ¿la depilación con cera sigue de moda?

SJ: Sí, sí, siempre ha estado ahí. De repente tienes 13 años, te dicen que te tienes que ir a depilar y te encuentras en el centro de depilación con una sensación espantosa… Con Juan Pablo me dejé crecer bien los pelos, para que fuera todavía más bestia, para ir en contra de esa estetización que comentaba, y eso fue como una premisa que luego trasladamos a la película: basta de estetizar, y hacer que todo parezca hermoso en el cine. Había que ir a lo crudo, y mostrar la sangre que queda cuando te sacas los tirones de esa forma.

- Hay en la película un plano a lo El origen del mundo el famoso cuadro de Courbet que, tal y como está filmado no parece que sea de la actriz a la que se supone que corresponde...

-SJ: ¡Es la mía! La actriz no quería hacerlo, y es entendible. Así que lo hicimos con la mía. Fue la situación más silenciosa de todo el rodaje.

- JPB: Sí, no encontramos una actriz que quisiera mostrar su concha, pero lo falseamos, le maquillamos un poco la piel a Sofía para que tuvieran el mismo tono.

- ¿Qué impresión causó ese plano cuando se vio en pantalla grande?

- SJ: A la gente le pasaban muchas cosas. Dolor, risa, incomodidad, taparse los ojos. Pero al final no hubo escándalo. Mi padre incluso se la pasó a amigos suyos, que no saben nada de cine, e hicieron comentarios interesantes. O sea que no es solo para un circuito, sino que, al tratarse de una comedia, puede dialogar con las familias. En fin, con algunas, como las nuestras.

Tráiler de la película 'Palestra', de Juan Pablo Basovih y Sofía Jallinsky. YOUTUBE

- Es curioso, porque ese plano tan detallado no tiene una connotación muy sexual. Aunque habrá a quien la depilación con cera le excite, ¿no?

- SJ: No lo sé, ¿a ti te excitó, Juan Pablo?

- JPB: Cuando lo hicimos nosotros, un poquito sí. Pero eso era porque nos acabamos de conocer, y era una mezcla de pánico y excitación, en plan: “me estás mostrando un mundo nuevo, te amo, estás del orto, porque estás haciendo esto”. Era una mezcla de muchas cosas.

- Supongo que no te había pasado nunca...

- JPB: No, no, no. Pero enseguida vi que había que mostrar aquello, y que tampoco queríamos hacer un estudio sobre el mundo de la depilación. Como soy guionista, empezamos a armar historias, y algunas cosas las sacamos de libros que acabábamos de leer juntos, como Cómo desaparecer completamente, de Mariana Enríquez, y El espectáculo del tiempo, de Juan José Becerra. Aunque son dramas, sacamos de ahí ideas para colocarlas en un contexto nuevo. Eso es algo que siempre me gustó.

- ¿Algún ejemplo de esta técnica en la película?

- JPB: Cuando el personaje de Verónica Gerez está cogiendo en la cama con su novio y le va contando cómo se cogía a otro, ese es un texto de Becerra, pero en el libro es algo completamente emocional, con algo de enternecimiento. Después, en la escena de la depilación de la concha, están contando una historia, que está sacada del libro de Enríquez, aunque nadie le prestó atención, porque estaban viendo la concha. Así que funcionábamos como un cadáver exquisito en la escritura, yo escribía, se lo pasaba a ella, que lo deformaba y me lo volvía a pasar.

- SJ: Sí, a veces también asumíamos el rol de un personaje cada uno, y empezábamos a discutirnos sin pelos en la lengua, para ver hasta dónde podíamos llegar. Lo depilación era solo un punto de partida, no queríamos quedarnos en el feminismo de hablar de la depilación…

- De hecho, la película está fabricada con las historias que se cuentan unos a otros. Pero siempre en clave de humor negro, y forzando los límites de lo admisible, ¿no?

- SJ: Sí, queríamos mostrar un grupo de personas que dicen todo lo que piensan, sin ningún tipo de filtro social. También pensamos en esas cenas familiares, en las que se empiezan a tirar tiros entre ellos porque ya se conocen, y se empieza a descontrolar todo. La gente se transforma en esos estados. En la película, entre ellas también se tirotean, no solo van en contra del chico.

Los cineastas argentinos Juan Pablo Basovih y Sofía Jallinsky, directores de 'Palestra'. CORTESÍA

- ¿Teníais algún referente cinematográfico en mente?

- SJ: Nos gusta mucho Todd Solondz. Ese registro teatral, que rodara con tan poco dinero, y el desborde de Cassavetes, que va por otro lado. Quizás también un poco Ana Katz, aunque no nos identificamos con el cine argentino. Es demasiado solemne, no hay comedias, al menos que sean del tipo Francella. A nosotros nos parece muy interesante eso de reírte de cosas que a la vez te ponen incómodo.

- De vuestros propios chistes, ¿cuáles son los que más gracia os hacen?

- SJ: Creo que lo de lavarle los huevos al cuadripléjico y toda esa situación, porque hay algo ahí que es como una reacción a ese progresismo en el que está todo bien con la gente de clase baja, aunque hay cosas que no haríamos, como lavarle los huevos a un cuadripléjico. Y además acabamos con una frase, “El trabajo dignifica”, que es de Perón.

- JPB: Cuando el fotógrafo explica que vio a su madre cogiendo con el conserje, y Cecilia Marani le cuenta que filmaba a su abuela, enferma de alzhéimer, y que esta no lo recordaba.

- Es muy endiablada la discusión que se desata, porque Cecilia le reprocha al fotógrafo haber expuesto las fotos de las orgías libertinas de sus padres, que ya fallecieron. Vosotros, ¿qué opináis? ¿Está bien o mal que montara una exposición con las fotos de sus padres?

- SJ: Para mí no está bien que se expongan las fotos, porque ellos no hicieron las fotos con la idea de mostrarlas. Nunca dieron su consentimiento, y sigue siendo su intimidad.

- Pero si el hijo es el heredero legítimo de las fotos…

- SJ: Sí, pero cuando el arte se posiciona por encima de la persona…

- ¿Y tú Juan Pablo, qué opinas?

- JPB: Depende del día. Me divierte. Están muertos, ya está. Se murió, chao. Son discusiones larguísimas.

- ¿Cómo llegasteis a ese laberinto moral?

- JPB: Pues todo viene de un texto que escribí hace años y que, como en la película, empezaba cuando el protagonista llega a casa y se encuentra a su madre cogiendo con el profesor de baile, que luego resulta que es el portero. Y yo viví esa situación de pequeño. Llegué a casa, abrí la puerta, y me encontré a mi madre cogiendo con el portero del edificio.

La actriz Verónica Gerez, en una escena de 'Palestra'. CORTESÍA

- ¿Tú viviste eso?

- JPB: Sí, y durante muchos años mi vieja lo negó, así que no sabía si me lo había imaginado, hasta que, después de muchos años, lo reconoció: me pillaste cogiendo con el chavón. ¡OK! Estuve 20 años pensando que había tenido una alucinación. De ahí acabó surgiendo un cuento, y puse a mi padre en el plano, que obviamente no estaba en la realidad.

- SJ: A eso le sumamos una conversación tuvimos sobre la fotógrafa secreta Vivian Maier, cuyas fotos se publicaron una vez fallecida, y la conversación se acabó en una espiral sobre si había hecho mal o no en exponer las fotos de sus padres cogiendo.

- Bueno, y ¿hay película nueva en perspectiva?

- SJ: Empezamos a filmar este miércoles. Lo de Gijón nos vino muy bien Son 10.000 euros de dotación, que ya es mucho más que los 400 dólares que costó Palestra. Ahora podremos pagar a las actrices con el premio de Gijón. Entonces solo pudimos pagar lo técnico. Con esta tampoco tenemos mucho presupuesto…

- JPB: Sí, porque para acceder a las ayudas del INCAA son tiempos muy largos que nos agotan, y estamos contentos de poder hacer lo que nos da la gana, porque para encajar en las ayudas hay que hacer guiones más costumbristas…

- ¿Y de qué va la nueva película?

- JPB: Probablemente se llamará Estertor, y es sobre un extorturador de la dictadura que está en prisión domiciliaria porque padece un alzhéimer muy avanzado y está en manos de un grupo de enfermeros, que lo cuidan muy mal. Es la historia de esta gente encerrada con un genocida que a la vez ya no lo es, porque no recuerda nada.

- SJ: Y las personas que lo están cuidando lo maltratan porque sí, no porque fuera un genocida, sino porque están aburridos, alienados, y se desfogan con él. Todo es bastante miserable, pero siguiendo con nuestra línea de humor ácido. La idea es proponer algo nuevo sobre la dictadura, que es un tema sobre el que ya se han hecho muchas películas.

Periodista cultural especializado en cine y literatura. Fue redactor de la revista Fotogramas durante 17 años. Ahora colabora regularmente con medios como La Vanguardia, El Mundo, Cinemanía o Sofilm, entre otros. Ha comisariado la exposición Suburbia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.