Antes de convertirse en una estrella de la escena pop latinoamericana, Carla Morrison (Tecate, México, 1986) solía escribir las letras de sus canciones en las hojas de papel de la oficina de la cadena de almacenes Macy’s de Phoenix, Arizona, donde trabajaba como secretaria bilingüe. Había llegado a Estados Unidos a los 17 años para estudiar música, pero, al igual que millones de mexicanos que viajan a este país en busca de mejores oportunidades, tuvo pronto una decepción. “Yo, muy inocente, pensaba que estudiar música y composición era ir a la escuela para que te ayudaran a escucharte a ti mismo y así desarrollar tu talento. Pero no: ahí todo era aprender y memorizar. No me sentía a gusto ni identificada con la cultura del lugar”, dice la cantante en entrevista a COOLT a través de videollamada.
Tras vivir varios años en Estados Unidos y tocar en Babaluca, grupo musical bilingüe que formó en Phoenix junto a otros colegas, Morrison decidió volver a su Tecate natal y empezar una carrera como solista. “Todo el mundo me decía: ‘No mames güey, no te regreses a México, es la peor decisión que puedes tomar, aquí te pagan en dólares’”, recuerda. Pero ella tenía claro su objetivo: “Mi meta no era ser rica ni vivir en Beverly Hills, yo regresaba a mi país en búsqueda del cariño y a conectar con mi artista interior. Nadie me necesitaba en aquel país, ya había demasiados artistas, yo quería cantar en español”
Fue así como, a principios de 2009, la tecatense lanzó su primer EP, Aprendiendo a aprender, el cual tuvo muy buen recibimiento en redes sociales (entonces la cantante publicaba la mayoría de su material en MySpace). Poco a poco, Morrison dio a conocer su música en conciertos de pequeño formato a lo largo de la geografía mexicana. Con su segundo EP, Mientras tú dormías... (2010), producido por Natalia Lafourcade, logró presentarse por primera vez en Ciudad de México y así consolidarse como una de las jóvenes promesas de la música alternativa del país.
A partir de ahí, una progresión imparable: la música de Morrison fue traspasando fronteras y llegó a otros países de Latinoamérica, a Europa y, por supuesto, a Estados Unidos. La recompensa a una vida marcada desde la infancia por el amor por la música, arte que Morrison convirtió en su refugio ante la tristeza y ansiedad a raíz de sufrir un abuso sexual cuando era niña. “Cuando yo pasé por eso no existía esa cultura de acudir al psicólogo. Para mi madre no fue natural llevarme a terapia, por eso me llevó a muchas clases artísticas, para que yo pudiera fluir con todo lo que había vivido, eso me ayudó por mucho tiempo. A mis 14 años decidí acudir con un profesional de la salud mental y le dije a mi familia: ‘No estoy loca, pero siento que me voy a volver loca, necesito hablar y necesito entender qué fue lo que pasó de chiquita’”.
La tristeza y la ansiedad son temas recurrentes en su música, como también el amor, el desamor y la autoestima. Así ha dado forma a ese estilo tan característico y melancólico con el que Morrison ha logrado ser ganadora de tres premios Grammy Latino y colaborar con figuras como Natalia Lafourcade, Julieta Venegas, Ricky Martin, Juan Gabriel, Lila Downs y J Balvin.
Sus canciones más populares pulverizan registros en YouTube: ‘Disfruto’ (2012) sobrepasa las 500 millones de visualizaciones, ‘Déjenme llorar’ (2012), los 294 millones, y ‘Todo pasa’ (2015), los 117 millones. Asimismo, su material ha servido como banda sonora en series de televisión (Soy tu fan, Trollhunters: Cuentos de Arcadia) y películas (Cómo ser un latin lover).
Ahora, Carla Morrison se encuentra promocionando el sencillo ‘Contigo’, el cuarto y último acto de una serie de composiciones (‘Ansiedad’, ‘Obra de Arte’, ‘No Me Llames’) que han servido de adelanto a su próximo disco, El renacimiento. Un tema totalmente trabajado por Cósmica Récords, su propia productora. “Con esta canción quería cerrar un ciclo. Uno pasa por momentos y etapas difíciles en la vida para poder confiar otra vez y dejarte querer sin miedo. Es como cuando dices: yo de verdad quiero estar contigo y compartirte todo lo que yo soy, ya que el amor verdadero está muy lejos del temor”, dice la cantante mexicana.
Morrison compuso todas las canciones de El renacimiento en París, lugar donde se instaló durante casi tres años con su esposo para replantear su trayectoria. “Me tomé un descanso y corté con muchas relaciones laborales y de amistad que no me hacían bien, puse tierra de por medio, ya que no tenía límites y estaba permitiendo muchas cosas malas. En esa ciudad aprendí quién era yo, y descubrí todo lo que sí me gustaba de mí. Incluso aprendí a vestirme, a quererme y a aceptarme, todas esas cosas que uno deja de lado cuando solo estás trabajando. En América uno vive para trabajar; en Europa uno trabaja para vivir”, destaca la compositora.
Todo ese tiempo en París, en donde vivió el confinamiento de la pandemia, significó una etapa de renacimiento vital, por eso decidió nombrar así su álbum. “Así me siento ahora mismo: siento que por fin decidí cambiar la forma en la que percibo y vivo. Ahora entiendo por qué mis canciones suenan diferentes y por qué compongo diferente”, dice la artista, que destaca la importancia de su estancia parisina. “En Francia fui yo misma porque ahí nadie me reconocía, podía hacer lo que quería y no pasaba nada. Mi esposo y yo conocimos el arte de sentarse a mirar a gente mientras tomábamos un café. Todos los días extraño París”.
Morrison celebra haberse atrevido a empezar una nueva vida y una nueva carrera, más consciente con su entorno y con su propio ser, y pretende que su nuevo disco sea una inspiración para la gente que necesite un impulso: “A veces vamos medio dormidos y no ponemos atención en reconocer qué es el éxito para nosotros. Tenemos miedo de escuchar nuestra propia verdad porque va en contra de lo que la sociedad nos dicta”.
Ahora, Carla Morrison divide su vida entre México y Estados Unidos, aunque su residencia está en Los Ángeles. “Yo vivo aquí y me gusta, soy méxico-americana y ya está todo bien”, dice, en referencia a sus años difíciles en Phoenix. Desde ese rincón de California, en el que ha logrado hacerse, otra vez, una vida confortable, sana y a su medida, prepara los últimos detalles para el estreno de El renacimiento y su gira mundial para el próximo año. “Hay que renacer después de este tiempo tan duro que hemos pasado como humanidad, todos hemos perdido algo, ya sea a un ser querido o alguna otra cosa, pero ya nada va a ser igual”, concluye.