“En Cuba conocí el cielo y en Europa bajé al infierno. Hoy, volvería a hacer el mismo camino”. Las palabras las dispara el actor porno y cantante cubano de trap Jesús Reyes, conocido en las redes sociales por su alter ego ReyD Reyes, un personaje sin limites ni tabúes que refleja la realidad de las nuevas generaciones que están redefiniendo las reglas de juego.
Cinco años atrás, Reyes se abrió camino en España en la industria pornográfica, haciéndose con el premio revelación en el Salón Erótico de Barcelona. En la actualidad, con más de 100 películas para adultos a sus espaldas en internet, este joven de figura escultural ha dado un vuelco a su carrera y se erige como una de las voces ascendentes del trap local.
El artista urbano destaca a base de colaboraciones con figuras prominentes del género como la jovencísima María Lamuela, con quien grabó recientemente el single ‘Pegao’, que ya tiene más de un millón de visualizaciones en YouTube y suena en las radios este verano.
En sus canciones, ReyD Reyes habla de sus vivencias, y hace una lectura descarnada de la realidad de los jóvenes latinos migrantes como él, que están dispuestos a casi todo para alcanzar la cima.
Determinado a triunfar como “PornStar del Trap” —así se presenta en sus redes—, Reyes encarna todo aquello que representa este fenómeno de cultura de masas que tuvo su germen como subgénero del rap en Atlanta, Estados Unidos, en los márgenes del capitalismo salvaje de la década de los noventa.
“El respeto primero, segundo el dinero, tercero el respeto de nuevo”, canta Reyes en el single ‘Around’, colaboración con la guineana Anabel Itoha, donde hace gala de los códigos del gangsta rap, la vertiente más radical de la que bebe el trap y que tiene como grandes exponentes a artistas como Dr. Dree, Ice Cube, o 2Pac, paradójicamente convertidos en referentes de la cultura pop global.
La importancia de que las letras estén respaldadas por hechos —solo el que vive en los márgenes, en la exclusión, el narcotráfico y el proxenetismo puede hablar de ello— es lo que le da legitimidad a los artistas de este género nacido como contracultural, de ahí que ReyDReyes exhiba algunas de sus experiencias sin filtro en busca de reconocimiento dentro del rap “auténtico”.
“Vengo de la escuela de Aldo [el rapero contestatario cubano Aldo Roberto Rodríguez Baquero] y Canserbero [el fallecido rapero venezolano Tirone González]. Ellos me representan”, asegura Jesús mientras bebe una caña en un bar frente a la basílica de la Sagrada Familia, en Barcelona.
Pese a esta declaración de principios, ReyD Reyes se presenta como “trapero”, de ahí que su actitud es propia de la Generación Z que está liderando este fenómeno metamusical de la mano de jóvenes identificados con el sur global, que denuncian haber sido excluidos y, gracias a su música —y su hipermaterialismo—, se han hecho ricos.
“Canto lo que he vivido, y no estoy orgulloso de muchas cosas que he hecho. Por eso digo que no me tomen como ejemplo, sino como caso de superación”, dice el cantante, quien tuvo una infancia privilegiada en su Cuba natal y, al cruzar el Atlántico, se sumergió en el inframundo de la delincuencia organizada europea, antes de encontrar una salida en el porno.
A pesar de que estuvo muy desconectado del “cubaneo” en los últimos años, a ReyD Reyes no les es indiferente a lo que esta ocurriendo estos días en su país, donde estallaron protestas contra el régimen castrista y se están produciendo episodios de represión.
Por el contrario, el artista acudió a las concentraciones opositoras frente al consultado de Cuba en Barcelona y ha lanzado en las redes el single ‘Cuba libre’, en el que pide la intervención de Estados Unidos en la isla y agita el lema “Patria y Vida”, la consigna de la canción viral que se convirtió en símbolo de la revuelta.
“No aguanto más quedarme callado, cabrones, mi pueblo se muere por culpa de todos estos maricones (...) Más de 60 años y nada ha cambiado; yo con 30 ya estoy viendo lo que siempre había soñado: un pueblo levantarse y salir a las calles. Ya no tenemos nada que perder”, rapea desde Barcelona.
La historia de Jesús Reyes es la de un joven, como tantos otros, forjado por la realidad de su tiempo y sociedad y, en su caso —como también el de otros cubanos— marcada la ausencia de un padre que abandonó Cuba casi 20 años atrás para instalarse en Argentina y después dar el salto a España, lugar en el que ambos se reencontraron en 2011.
“Mi padre era el puto amo en Cuba, era fiscal. Y mi madre es abogada. En mi infancia vivíamos como reyes. Yo tenía Play Station, las últimas Nike. Pero crecí en un barrio marginal, en Buena Vista, rodeado de niños que no querían jugar conmigo porque me veían diferente y no me respetaban”, explica Jesús.
“Para que me aceptaran salía a la calle sin zapatillas y me hacía agujeros en la ropa. También le robaba monedas a mi madre para comprar pizzas a mis amigos”, recuerda. Luego de la partida de su padre de Cuba, siendo un adolescente, empezó a frecuentar a los jóvenes delincuentes del barrio porque quería “ser rebelde” y “aprender lo que pasaba en las calles”.
“Pensaba que tenía que aprender o no iba a saber nada de la vida”, dice el cantante que llegó a España con 21 años por reagrupación familiar y el sueño de ser abogado penalista para defender a personas como sus amigos de La Habana.
El joven Jesús Reyes que creía en las segundas oportunidades y la importancia de “ponerse en el lugar del otro para entender por qué la gente puede hacer las cosas mal por las circunstancias”, llevaba tres años estudiando Derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona cuando su padre se volvió a marchar y se quedó solo y sin dinero.
La vida no vale un carajo y el dinero y las redes sociales definen a una persona
Tras “haber salido de El Cielo” —como se refiere a Cuba—, Reyes “bajó al infierno” de las calles de ciudades como Barcelona, Ámsterdam, Sofía y Moscú, donde empezó a “conectar” y a “hacer negocios” con gente que “por dinero mata a un hermano”.
“He visto y vivido cosas muy feas. Estamos hablando de todo lo que ves en las películas que existe en las calles” —droga, armas, prostitución—, revela el cantante cubano sobre aquellos años previos a su entrada en el negocio del porno, su principal fuente de ingresos en la actualidad.
Reyes llegó a la pornografía por curiosidad y se dio cuenta que era “dinero rápido”, al punto que actualmente le permite financiar su pasión, la música.
“Era muy activo sexualmente y pensaba por qué no sacarle partido”, explica.
“Fui al Salón Erótico de Barcelona con la que era mi pareja en ese entonces y probamos. No salió bien con ella, por los nervios, pero luego intenté con una desconocida y boom”, relata Jesús Reyes sobre sus inicios en esta industria denostada por vender un contenido que distorsiona lo que es el sexo y enquista estereotipos de género y prácticas sexuales violentas y no consentidas.
ReyD Reyes intenta diferenciarse de Jesús Reyes, aunque muchas veces coquetea con su faceta de actor porno, como en su reciente canción ‘Con to-to’, junto al dominicano Maikel El Virtual, o ‘Ponme eso pa tras’, una polémica canción sobre sexo duro y sin condones, que hizo en colaboración con Nochy BCN.
Al igual que otros artistas urbanos, el artista cubano flirtea con una estética y un discurso transgresores, y renuncia a ser ejemplo de buen comportamiento para la juventud.
“El porno no es educativo, por eso a los niños que se me acercan intento explicarles que el sexo no es lo que ven en mis películas, que así no se trata a una mujer. No es que sea súperfeminista, pero pienso que el sexo es algo de dos personas”, subraya el trapero.
Cuando su madre le compraba casetes y CDs piratas de rap en La Habana, Jesús no se imaginaba que en el futuro partiría de Cuba y haría todo lo posible para ganarse un lugar en el mundo del trap.
“Ella estaba sembrando una semilla. Yo escuchaba a los raperos y sabía que algún día sería como ellos. A mis amigos les decía: espera que me vaya y ya verán”, dice ReyD Reyes.
A Jesús siempre le gustó escribir poesía y en sus letras intenta plasmar su visión del mundo. “Lo que veo es una basura. La vida no vale un carajo y el dinero y las redes sociales definen a una persona”, remarca.
El trapero, que trabaja en colaboración con la promotora Proyecto Urbano a la par que produce su propia música, tiene una estrategia clara para escalar:
“Tengo una voz para meterme en cualquier género musical urbano, por eso quiero que ReyD Reyes sea como es Arcángel [conocido por ser el artista de los remix], y que la gente diga que donde me meto, la rompo”, subraya el cubano, que al igual que otros traperos abraza la transversalidad para convertirse en popular.
ReyD Reyes bromea cuando dice que pese a ser cubano “nació capitalista”, aunque destaca su “mentalidad empresarial” y su empeño a la hora de estudiar al detalle cómo funciona el negocio de la música hoy en internet.
“El publico más viral a nivel de redes sociales y plataformas son los niños de entre 13 años y 16 años, por eso, si te ganas a ese público con tus letras, tienes muchas posibilidades de triunfar, porque son los fieles a las redes”, señala.
En los próximos meses lanzará seis videoclips y colaboraciones con artistas verificados, aunque sus mayores expectativas están puestas en una canción de funk brasileño “muy alegre y divertida” que publicará el próximo 20 de agosto en TikTok, con la que busca hacerse viral con la complicidad de los jovencísimos usuarios de esta plataforma.