Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña llevan escribiendo juntos las películas que dirige el primero desde los tiempos de Stockholm (2013), aquel filme hecho entre amigos, ligeramente experimental en lo narrativo y financiado por crowdfunding, que causó cierto revuelo en el panorama nacional hace ya casi una década. A Sorogoyen (Madrid, 1981) no le gusta que le encasillen, le pone más nervioso de lo habitual, pero lo cierto es que, junto a Peña (Zaragoza, 1983), una persona mucho más sosegada, que transmite calma y claridad de espíritu, encadenaron dos películas y una serie que hicieron historia en el thriller español. Nos referimos, por supuesto, a Que Dios nos perdone (2016), El reino (2018) y Antidisturbios (2020), una trilogía eléctrica, de alta tensión.
Llegados a este punto, la pareja creativa se veía frente a un impasse, en el sentido de que no querían repetirse, aunque al mismo tiempo no podían dejar de tensar al máximo la cuerda narrativa, cosa que queda meridianamente clara tanto en As bestas, un thriller rural en la Galicia profunda, como en Negación, un thriller de despacho y primer episodio de Apagón, serie producida por Movistar+ que especula sobre las consecuencias de una tormenta solar. La serie está compuesta de seis episodios independientes, vagamente interrelacionados, que corren a cargo de seis equipos creativos distintos. Además de Sorogoyen y Peña, están Alberto Rodríguez, Raúl Arévalo, Isaki Lacuesta e Isa Campo en tareas de dirección, además de Fran Araújo, Rafael Cobos y Alberto Marini sentados en la mesa de guionistas. Hablamos con Sorogoyen y Peña encerrados en un cubículo del pasado Festival de San Sebastián, y la verdad es que fue un auténtico placer porque era nuestra primera vez con los dos juntos.
- ¿Cómo es que os gusta tanto crear tensión? Se podría decir que es el rasgo común de todo o casi todo lo que habéis hecho juntos, ¿estáis de acuerdo?
- Rodrigo Sorogoyen (RS): Sí, estamos muy de acuerdo.
- Isabel Peña (IP): Sí, pero vamos a intentar que lo próximo que hagamos sea un poco diferente. No sé si te gusta esto que te estoy diciendo...
- Me parece todo bien.
- RS: Cuando nos etiquetan demasiado, nos sentimos un poco constreñidos y queremos salir de ahí. Pero va a haber tensión igualmente. Aunque no será la tensión del thriller.
- IP: Será una tensión más emocional. Aunque no tenemos nada todavía. Con lo poco que tenemos, te puedo decir que huimos de los lugares que son fácilmente tensionables. Queremos evitar los conflictos que fácilmente derivan en esas escenas largas y tensas que tanto nos gustan. Sentimos que tenemos que hacer un esfuerzo, aunque sea para acabar llegando a eso, pero de otra manera. No nos queremos repetir, eso sería una tragedia para nosotros. Vamos a intentarlo, aunque es algo que a mí, personalmente, me impone muchísimo. Sentimos que estamos empezando a hacer algo que no habíamos hecho nunca antes, y que, bueno, igual habrá gente que se acerque al póster de la nueva película y sienta poco interés, porque esperaba otro thriller.
- Madre, la versión larga que hicisteis juntos a partir del corto de Rodrigo que fue a los Oscar, ya era muy distinta.
- IP: Era muy distinta, pero era mucho más parecida a todo lo que hemos hecho hasta ahora que lo que esperamos que estamos empezando a hacer ahora. Menos elementos, menos trama, más ambiente. Nos encantaría hacer algo parecido a la vida.
- RS: No podemos decir más.
- Pues hablemos de Apagón: Negación es el primero de los seis episodios, y cuenta cómo gestiona Protección Civil la posibilidad de que una tormenta solar provoque un apagón. Ahí el reto consistía en cómo generar tensión cuando el espectador ya sabe que el apagón se va a producir, puesto que la serie se llama Apagón...
- IP: Sí, el espectador ya conoce el título de la serie, y por lo tanto tiene más información que los propios personajes. Y sí, el reto era ese, intentar acompañar al personaje enfrentándose a algo inevitable, y ver cómo los errores que él temía que pudieran llegar a suceder van aconteciendo como en un efecto dominó, y para eso nos apoyamos mucho en lo que había sucedido durante la pandemia, para que el espectador pudiera revivir esa frustración igual que el personaje que interpreta Luis Callejo.
- ¿En qué sentido os inspirasteis de la pandemia?
- IP: En el sentido de que era un momento en el que el mundo iba a cambiar, que era algo que se nos venía encima, y no había tiempo de tomar según qué decisiones. Como hay tantos intereses y al mismo tiempo tanta falta de información, se van acumulando pequeños errores de los que luego te puedes arrepentir. En los distintos capítulos hay guiños a esas decisiones que no se tomaron y que luego podrían haber salvado situaciones meses más tarde. En la serie, por ejemplo, se trata de comprar pilas.
- El apagón que propone no es ninguna fantasía...
- IP: Sí, tal y como se explica en el capítulo es algo perfectamente plausible.
- Hay en Negación una escena de atasco muy agobiante que subraya la peligrosa dependencia del automóvil en nuestra sociedad, ¿hay una intención ahí, verdad?
- RS: Totalmente.
- IP: Hemos fabricado una dependencia que nos puede pasar factura.
- Tengo un amigo periodista que cree que Negación es perfecto como “thriller de despacho” (“como The Office, pero de mal rollo”, dice). ¿Lo enfocasteis así?
- RP: Sí, eso es lo que hablábamos.
- IP: La parte del aeropuerto de United 93, de Paul Greengrass, fue un poco una inspiración: gente normal que llega a trabajar un martes cualquiera, y sus vidas van a cambiar.
- Yo me acordé de Pelham 1, 2, 3, el clásico setentero con Walter Matthau, que también va por ahí.
- RP: Sí, es verdad.
- IP: Yo la vi muy de pequeñita, pero va por ahí. Gente normal que va a trabajar...
- Héroes cotidianos.
- RS: Exacto, esa era la palabra.
- IP: Héroes cotidianos, que no lo han pedido.
- Yo los vi muy profesionales. Más de lo que me imaginaba. Igual porque, al tratarse de España, uno siempre se imagina que se va a encontrar con gente más chapucera. Los prejuicios...
- RS: Es que eso no es verdad. En España puede haber mucha chapucería como en cualquier país, pero si te metes a ver cómo funciona esta gente… O incluso la policía, que está superespecializada, o los bomberos. Los departamentos top están muy especializados. Son héroes cuando no les queda otra opción, aunque también tienen sus días normales en los que su trabajo no se lo requiere. Pero, de repente, llega un día en el que tienen que hacer algo que los convierte en héroes.
- IP: Sí, o un médico que está operando durante doce horas y te salva. Luego llegan a sus casas y nadie les ha aplaudido. Nuestro episodio es un homenaje a todas esas personas.
- Es inevitable pensar en la serie El colapso, que está toda narrada en planos secuencia. Eso te tuvo que condicionar, Rodrigo, ¿no? Con lo que te gustan los planos secuencia.
- RS: Me condicionó en el sentido de no hacerlo en plano secuencia. Vi la serie, y me gustó mucho el alarde técnico, que funciona mejor en algunos capítulos y en otros menos. Cuando funciona bien es la hostia.
- En As bestas vuelven a aparecer esos planos largos que os gustan tanto. Son dos, muy potentes, y a la vez muy contrapuestos.
- RS: Sí, son dos planos secuencia de diez minutos cada uno, y me gustan mucho porque forman como un espejo. En un lado son hombres; en el otro, mujeres. En el primero, la cámara es más pesada; en el segundo, la cámara se mueve, tiene una agilidad. También muestran distintos tipos de violencia.
- IP: Efectivamente, en el segundo son dos mujeres, pero hay una violencia ahí. Es otro tipo de violencia. No estamos diciendo que las mujeres seamos unas santas, y los hombres seáis unos demonios. Aunque, por cómo estamos construidos y por cómo hemos construido el mundo, tenemos diferentes maneras de gestionar esa bestialidad.
- Todos nos hemos construido, pero también nos podemos deconstruir, o al menos es lo que se dice.
- IP: Sí, Olga, el personaje de Marina Foïs es capaz de construir a partir de un lugar en el que ni Antoine, el personaje de Denis Ménochet, ni por supuesto los Anta, sus vecinos, con los que está enfrentado, están dispuestos a construir.
- En la segunda escena, que es una pelea entre madre e hija, esta última le reprocha a Foïs que siempre se ha mantenido en segundo plano, pendiente de su marido.
- IP: Sí, pero creo que ahí tenemos a una hija que no está sabiendo leer a una madre.
- Está aprendiendo a leer, y es bastante emocionante, porque, en el transcurso del enfrentamiento verbal, descubre que la madre sí ha conocido el amor.
- IP: Antoine y Olga habían encontrado un equilibrio que a ellos les funcionaba.
- RS: Es muy fácil juzgar desde fuera.
- IP: Ella le dice: “Si hubiese sido por tu padre, le hubiese partido la cara al tipo que te dejó embarazada”. Antoine, que es la bestia buena, en comparación con los Anta, sus vecinos, habría utilizado la violencia para resolver un conflicto, y no le habría salido bien. Olga tuvo que pararle. Es una escena que no hemos visto, pero que nos cuesta muy poco imaginarnos.
- La masculinidad conflictiva y primitiva es un tema central en la película. Pero, no sé si al ser vosotros hombre y mujer hay algún tipo de distribución de roles por género a la hora de crear a los personajes…
- RS: Lo de la masculinidad está en la película. Pero a la hora de crear personajes femeninos me gusta pensar que puedo hacerlo perfectamente, y supongo que a ella le gusta pensar lo mismo de los masculinos.
- IP: Exacto, Xan Anta, el personaje de Luis Zahera es tan extraño para nosotros dos, como puede serlo su madre. Hay una pulsión de conocer al otro.
- La madre es brutal. Pero, ¿cómo zanjamos el tema de masculinidad? ¿Los hombres somos también unas “bestas” y tenemos que estar reprimiéndonos todo el rato?
- RS: Es evidente en la historia del mundo que el hombre ha utilizado la violencia de manera incontable, y que la mujer no tanto, o casi nunca.
- IP: Y seguro que de otra manera. En la película los Anta son asesinos porque no saben gestionar de otra forma sus conflictos. Pero Antoine también tiene algo de bestia, en el sentido de que le gusta campar a su aire, bañarse desnudo, perderse en el monte… Se queda hipnotizado con unos caballos salvajes cuando pasea con su perro. Ser bestia no tiene por qué ser solo malo.
- Sí, también está la parte de reencuentro con la naturaleza, que en Apagón también está muy presente. Hay un punto hippie en eso, ¿no?
- IP: Pero también es porque el apagón ofrece una segunda oportunidad. No es tanto seamos hippies vayamos al campo… Es algo que hablamos mucho en la mesa de guionistas. De nuevo, igual que en la pandemia, podríamos haber aprendido mucho, y ya se nos ha olvidado todo lo que podríamos haber aprendido. Los personajes del último capítulo tienen la oportunidad de que no se les olvide tan rápido como a nosotros.
- La película encaja dentro de la categoría de thriller rural. Podemos pensar en Perros de paja (Sam Peckinpah, 1971) o en Defensa (John Boorman, 1972), aunque también acordarnos de una larga tradición francesa de thrillers rurales. No sé si los franceses han sido una inspiración.
- RS: No voluntaria, en cualquier caso.
- IP: Queríamos que los personajes fuesen franceses, porque queríamos que fuesen extranjeros. Y es verdad que tenemos una filia grande con Francia. Nos gusta el idioma, y nos parece que los actores están a un nivel muy por encima de muchas cinematografías. Ya habíamos trabajado con producciones francesas en el pasado, y nos había ido muy bien.
- ¿Y por qué rodar en Galicia? ¿Fue para tener la ocasión de darle más papel a Luis Zahera, que está inmenso, como siempre?
- RS: No, fue porque la película está basada en un hecho real, que leímos en el periódico en 2015, y transcurría en Galicia. También es verdad que tenemos ciertas conexiones con Galicia, y no había ninguna necesidad de cambiar el entorno.
- IP: Es curioso porque nos fuimos alejando de los hechos reales para construir nuestra propia película, pero ya estábamos enclavados en Galicia. Aparte de que el personaje de Luis Zahera estaba escrito para él, contábamos con unos paisajes que son salvajes para bien y para mal, con un idioma propio, que también nos ayudaba para crear esa separación entre los protagonistas y los dos hermanos. También al conocer ya Galicia estamos familiarizados con un tipo de humor que nos sentaba bien.
- Recuerdo que la primera vez que fui, el interior me pareció un paisaje medieval.
- RS: Sí.
- IP: Hay una inmensidad que asusta mucho. Y lo definitivo fue que, mientras investigábamos para escribir el guion nos topamos con la rapa das bestas, que es lo que se ve al principio de la película.
- ¿En qué consiste exactamente?
- RS: La tradición se da en algunos pueblos y consiste en que, una vez al año, se cogen a los caballos salvajes, as bestas, que viven todo el año en libertad, los conducen al pueblo, y ahí, en un recinto cerrado, pues los rapan. Es una tradición de más de 500 años, y se ha convertido en una fiesta. El concepto de tres hombres contra un caballo nos fascinó.
- IP: Vimos fotografías y nos quedamos completamente hipnotizados con aquello que pensamos que nos permitía ahondar en la simbología de la película. Así que nos tuvimos que quedar en Galicia sí o sí.
- La persona del caso real también andaba siempre con una cámara, ¿supongo que ese aspecto contó, inevitablemente, para que os fijarais en él?
- RS: Sí, ya estaba. Había un gran elemento de thriller ahí.
- IP: Martin Verfondem, el holandés que protagonizó el caso real, lo hizo. Y ahí se ve que era un hombre con una obsesión. Aunque hemos fabulado mucho, hay una mezcla de obsesión, orgullo y cine. Y sí, el poder de la imagen.
- De alguna manera, As bestas podría ser un compendio de todo lo que habéis hecho. La parte de thriller, la película que se parte en dos como Stockholm, y el rollo más francés de Madre, donde también hay una desaparición como en As bestas. Y además Madre fue muy bien también en Francia, y As bestas se estrenó en Cannes. ¿Lo veis así, que es una película que recoge un poco todo lo que habéis hecho?
- RS: Siempre se dice que uno hace siempre la misma película sin querer.