Rosalía, una diva latina en construcción

La artista ha cambiado Barcelona por Miami. Desde América aspira a conquistar un mercado que, ya de por sí, la adora.

La cantante española Rosalía, en una imagen promocional, con un vestido de Paloma Wool. SONY MUSIC
La cantante española Rosalía, en una imagen promocional, con un vestido de Paloma Wool. SONY MUSIC

Viernes, 15 de junio de 2018. Barcelona.

Aquella calurosa tarde, a las 18:30 horas para ser más precisos, miles de personas tuvieron la oportunidad de presenciar en directo el nacimiento de un fenómeno que, en tiempo récord, traspasó todas las fronteras.

Rosalía, conocida hasta entonces por haber revitalizado la escena flamenca gracias al álbum Los Ángeles (Universal, 2017), aprovechó el marco del festival electrónico Sónar para exhibir una metamorfosis estética y sonora que, en aquel momento, pocos podían imaginar. Acostumbrados a verla en sus anteriores conciertos acompañada del guitarrista Raül Refree, aquel show marcó un punto de inflexión en su carrera.

El sencillo 'Malamente', publicado el 30 de mayo de ese mismo año, ya había dado alguna pista del camino que iba a tomar la artista nacida en Sant Esteve de Sesrovires (Barcelona). Sin embargo, nadie se esperaba que la cantante, además de aprovechar la cita para interpretar por vez primera su El Mal Querer (Sony Music, 2018), se subiría a ese escenario respaldada por un empoderado ejército de bailarinas, Las 8 Rosas, así como por el canario Pablo Díaz-Reixa, más conocido como El Guincho. Los ensordecedores vítores hablaban por sí solos: España, al fin, contaba con una diva milenial que podía desafiar con sus uñas a las mismísimas Beyoncé o Rihanna.

Videoclip de 'Di mi nombre', sencillo del álbum 'El Mal Querer'.

Desde ese día hasta el lanzamiento de El Mal Querer meses más tarde, el 2 de noviembre de 2018, el nombre de Rosalía resonó por todas partes. No solamente en las redes sociales y la prensa musical especializada, sino también en los medios generalistas.

La campaña de marketing fue tan brutal (no hay que olvidar que hasta en las pantallas de Times Square se promocionó el disco, algo inaudito para una artista nacional en esos lares) que algunos sintieron cierto hartazgo de su sobreexposición mediática. Haters siempre habrá, claro está. No obstante, escuchando aquellos once temas, resulta difícil poner en tela de juicio su talento como intérprete y compositora. Llámese flamenco experimental o póngase cualquier otra etiqueta: El Mal Querer, pese a quien pese, es uno de los trabajos que, hasta la fecha, mejor han sabido exportar un género tan nicho como el flamenco al resto del mundo.

Cuando tuve la oportunidad de entrevistarla en 2018 le pregunté precisamente por esto mismo. ¿El público anglosajón iba a ser capaz de entender su propuesta y la marcada iconografía española de gran parte de sus videoclips? “Entiendo lo que me preguntas, pero creo que el proyecto tiene varias capas y, aunque no entiendas el idioma y te quedes sólo con la parte musical, el sonido y la emoción están en primer plano”, fue su respuesta. Aquella charla aconteció escasos días antes de que editara El Mal Querer, pero ya entonces eran evidentes su sana ambición y sus ganas de triunfar en otros mercados tan competitivos como, por ejemplo, el estadounidense. Efectivamente, a la vista está, se ha salido con la suya.

Lo curioso del asunto es lo que ha ocurrido tras editar ese laureado LP. En estos tiempos en los que la inmediatez del single prima por encima de un largo al uso en las plataformas de streaming y en Youtube, Rosalía no ha cesado de protagonizar todo tipo de colaboraciones con otros tótems de la esfera mainstream e indie (ahí están sus recientes La noche de anoche’ con Bad Bunny y Lo vas a olvidar’ junto a Billie Eilish, o aquel Barefoot in the park a dúo con James Blake) y de adentrarse en géneros más hedonistas y populistas como el reguetón. En esto último queremos detenernos, ya que, sorpresivamente, la catalana ha experimentado en sus carnes una miamización que, actualmente, la sitúa más cerca de Gloria Estefan o Paulina Rubio que de una Lola Flores del siglo XXI.

Billie Eilish y Rosalía, en el lanzamiento de 'Lo vas a olvidar'. SONY MUSIC
Billie Eilish y Rosalía, en una imagen con motivo del lanzamiento de 'Lo vas a olvidar'. SONY MUSIC

Se sabe que a finales de 2019 Rosalía estuvo buscando casa en Barcelona, aunque sus planes se fueron literalmente al garete en 2020. Tras actuar en enero en la pasada ceremonia de los Grammy celebrada en Los Ángeles, donde se alzó con el galardón al Mejor Álbum Latino de Rock, Urbano o Alternativo, ya no volvió a España para reunirse con su familia. Es más, la pandemia le pilló por sorpresa en Miami. Concretamente, en casa de su mánager Rebeca León, la verdadera artífice de su éxito global.

León fue directora de la filial latina de AEG, la famosa promotora de conciertos, pero en 2017 abandonó la compañía para crear junto a su esposo, Ariel Verdejo, la empresa de gestión de artistas Lionfish Entertainment. Desde entonces no solamente dirige con mano firme la carrera de la catalana, sino además la de otras estrellas interplanetarias de la música latina como Juanes o J Balvin. Ese, principalmente, es el motivo por el que nuestra protagonista entonó con el colombiano ‘Brillo’ en 2018 y, un año más tarde, la popular ‘Con altura’. Al fin y al cabo, todo queda en familia.

Rosalía aprovechó el confinamiento en casa de su mánager para "hacer canciones sin prisas, sin deadlines, sin tener preocupación de nada", tal y como explicó en una entrevista publicada en El País Semanal. Encerrada en una pequeña habitación, trabajando en sus ideas con la ayuda de un miniteclado, un micro una tarjeta de sonido y un ordenador. En su propia burbuja, preparando su futuro. Pasados unos meses, dio el paso de alquilar su propio apartamento en la ciudad de Florida. Ya no había vuelta atrás.

Ni el estrés permanente de las calles de Nueva York ni el glamour acartonado de Los Ángeles, donde vive su colega Kylie Jenner. Dado los derroteros por los que va su carrera, al menos de momento, Miami se antoja como la mejor opción posible para instalarse. Allá están las oficinas centrales de su sello, Sony Music Latin, y tiene la posibilidad de contactar prácticamente sin intermediarios con todas las superestrellas latinas que residen ahí. Miami es el epicentro de la música cantada en español, tanto en Estados Unidos como en el resto del continente americano, por lo que no se nos ocurre otro escenario más óptimo para hilar su futura vuelta y, ya de paso, afianzar sus planes de dominación mundial.

Rosalía, en el estudio de grabación. INSTAGRAM/ROSALIA.VT
Rosalía, en el estudio de grabación. INSTAGRAM/ROSALIA.VT

A pesar de no tener cerca a sus dos mayores apoyos, su hermana y su madre Pilar, este cambio de aires le está sentado de maravilla a la barcelonesa. Por lo pronto, eso es lo que se intuye cotilleando sus redes sociales, donde la podemos ver habitualmente posando con chándales de Balenciaga o Yves Saint Laurent, deportivas Nike y hasta tops de Christian Dior. Esa mezcla lujo y streetwear, tan propia de la idiosincrasia de Miami, ciertamente le va como anillo al dedo. Su cuenta corriente está más holgada que nunca, de modo que se entiende que luzca con tanto gracejo por las calles de la ciudad ese armario tan opulento que ha atesorado gracias a su estilista, Samantha Bukhart, y la buena relación que mantiene con diseñadores como Riccardo Tisci, el director creativo de la firma Burberry. Un buen modelito es igual de importante que una canción pegadiza para cualquier diva latina que se precie. En especial, si provienes del extrarradio.

Atendiendo a estos antecedentes, en lo estrictamente musical, todavía está por verse con qué nos sorprenderá la artista en futuras entregas. Por mucho que haya tirado por el reguetón o sonidos más facilones en algunos de los temas sueltos que ha ido presentando desde que El Mal Querer llegó a nuestras vidas, eso no invalida que el tercer álbum de Rosalía vaya a ir estrictamente en esa dirección. Si algo nos ha demostrado en estos últimos años es que es una artista versátil, todoterreno y abierta de mente en cuanto a géneros y tendencias. Así que, llegado el momento, comprobaremos si esta miamización también se ha apoderado de sus próximas composiciones.

A estas alturas se puede permitir hacer lo que le venga en gana. El buen marketing, sin duda, se encargará del resto.

Periodista especializado en cultura pop y diseño. Colaborador de medios como Esquire, El País, Arquitectura y DiseñoMondo Sonoro y Time Out Madrid.

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