Tàpies, la gran travesía

El Museo Reina Sofía de Madrid celebra el centenario del nacimiento del artista catalán con la mayor retrospectiva de su obra hasta la fecha.

Detalle de la obra 'L'esperit català', de Antoni Tàpies (1971), expuesta en el Museo Reina Sofía de Madrid. A.M.
Detalle de la obra 'L'esperit català', de Antoni Tàpies (1971), expuesta en el Museo Reina Sofía de Madrid. A.M.

En recuerdo a Juan José Navarro-Arisa 

Antoni Tàpies. La práctica del arte es el nombre de la exposición con la que el Museo Reina Sofía de Madrid celebra el centenario del nacimiento del pintor informalista catalán Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012) y su travesía a lo largo de siete décadas de creación artística. Se trata de la muestra más completa de cuantas se han dedicado a Tàpies, con 220 obras procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo, lo que da una idea del impacto global de su obra.

Titulada como la primera compilación de artículos de Tàpies, publicada en 1970, esta retrospectiva ofrece una formidable visión de la extensa y prolífica trayectoria del creador plástico entre 1943 y 2012, y permite adentrarse en la experimentación del pintor con las propiedades expresivas de la materia y del lenguaje a través de numerosas piezas que no han sido expuestas desde hace tiempo. Asimismo, aborda el compromiso democrático y antifranquista de Tàpies, y su creciente interés en la espiritualidad oriental.

Organizada conjuntamente con la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona, la exposición ha sido presentada este martes y permanecerá abierta hasta el próximo 24 de junio. El comisariado lo firma Manuel Borja-Villel, el gran especialista y estudioso de la obra del pintor barcelonés, y director del Reina Sofía entre 2008 y 2023. Para Borja-Villel, la muestra nos introduce perfectamente la idea temporal de Tàpies y cubre desde sus inicios, marcados por la herencia de las vanguardias más históricas, hasta sus últimas etapas de creación, en las que el artista no cesó de experimentar.

Según Borja-Villel, Tàpies siempre se quejaba de sus exposiciones porque no reflejaban el trabajo previo y el desarrollo de sus ideas. “En Antoni Tàpies. La práctica del arte hemos intentado trabajar con la idea de que cada sala fuera un mismo lugar en el que se conjuntan el trabajo y el tiempo para lograr que cada espacio tenga la armonía que reclamaba Tàpies. Su trabajo fue espiral, con mutaciones y cambios, desde las materias de los años cincuenta a los barnices de los ochenta”, ha dicho el comisario.

Por su parte, Imma Prieto, directora de la Fundación Antoni Tàpies, aseguró que esta exposición es una ocasión maravillosa para revisitar la obra del artista y comprobar que sigue siendo una forma válida para interrogar el presente: “Tàpies era poliédrico, polifónico, y reflexionaba sobre la dicotomía de la vida y la muerte. No hay una mejor oportunidad para entender a este artista que con una exposición como esta”. La muestra del Reina Sofía se exhibirá en la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona entre el 19 de julio y hasta el 12 de enero de 2025.

Exposición 'Antoni Tàpies. La práctica del arte' en el Museo Nacional Reina Sofía
Vista de la exposición 'Antoni Tàpies. La práctica del arte'. MUSEO REINA SOFÍA

Un artista innovador comprometido con su tiempo

De formación autodidacta, Tàpies se inició en el mundo del arte después de sufrir una grave enfermedad pulmonar a los 18 años, la cual le mantuvo convaleciente entre 1942 y 1943. Sus primeras influencias emanaron de Vincent Van Gogh, Henri Matisse y el mismo Pablo Picasso. De esa época emergen sus autorretratos, presentes en la retrospectiva del Reina Sofía.

'Autorretrato', de Antoni Tàpies (1945). Fundación Antoni Tàpies, Barcelona. © FOTOGASULL
'Autorretrato', Antoni Tàpies (1945). Fundación Antoni Tàpies de Barcelona. © FOTOGASULL
'Tríptico', Antoni Tàpies (1948). MUSEO NACIONAL REINA SOFÍA
'Tríptico', Antoni Tàpies (1948). MUSEO REINA SOFÍA

Su primer viaje a París en 1950 le obligó a entender el mundo y a reflexionar sobre la condición humana, búsquedas que impregnan su obra, en la que subyace un carácter político y literario. El tratamiento de la materia, con huellas y perforaciones, caracteriza a su obra, al igual que la paleta de colores, dominada por los ocres, los grises y los marrones.

El Tàpies político, el activista, está también presente en la muestra del Reina Sofía. A la memòria de Salvador Puig Antich, en recuerdo del joven anarquista ejecutado el 2 de marzo de 1974 por el régimen franquista, forma parte de la exposición. Se trata de un cuadro de gran proporción (200 x 300 cm), con una técnica mixta sobre tela, y es, sin duda, uno de los más impactantes de la muestra, junto al célebre L’esperit català (1971) y el maravilloso y simple  (1974).

A la memòria de Salvador Puig Antich, Antoni Tàpies (1974). Fundación Antoni Tàpies de Barcelona.
'A la memòria de Salvador Puig Antich', Antoni Tàpies (1974). Fundación Antoni Tàpies de Barcelona. MUSEO REINA SOFÍA

Sus últimos trabajos, mostrados en las salas finales de la exposición, reflejan sus cambios conceptuales y formales, con el uso de los barnices como un elemento de vitalidad —Celebració de la mel (1989)—, su obsesión por el diálogo entre la vida y la muerte y la importancia del arte como herramienta de denuncia al servicio de la sociedad. Un ejemplo: cuando en 1993 inauguró su muestra en el Pabellón de España en la Bienal de Venecia, Tàpies no dejó de pensar que, a pocos kilómetros de los festejos, la antigua Yugoslavia se enzarzaba en una cruenta guerra civil. Impactado por la limpieza étnica, creó Dukkha (1995), una palabra que tiene múltiples significados: desilusión, sufrimiento, vacío, tensión. Esta obra forma parte de la retrospectiva, la cual también permite apreciar la capacidad de Tàpies para crear nuevas formas a través de la fusión de la materia, uno de los sellos característicos de su lenguaje artístico, y que le permitió expresarse desde espacios tridimensionales a partir de una variada selección de objetos, esculturas, obras en papel y cartón.

Dukkha, Antoni Tàpies (1995). Colección particular. MUSEO REINA SOFÍA
'Dukkha', Antoni Tàpies (1995). Colección particular. MUSEO REINA SOFÍA
Celebració de la mel, Antoni Tàpies (1989). Colección particular, Barcelona. MUSEO NACIONAL REINA SOFÍA
'Celebració de la mel', Antoni Tàpies (1989). Colección particular. MUSEO REINA SOFÍA
Ulleres, Antoni Tàpies (1984). Colección particular. MUSEO NACIONAL REINA SOFÍA
'Ulleres', Antoni Tàpies (1984). Colección particular. MUSEO NACIONAL REINA SOFÍA

Creador de referencia

Antoni Tàpies. La práctica del arte es la tercera gran muestra dedicada a Tàpies en el Reina Sofía, donde el pintor expuso su obra en 1990 y 2000. Del artista se dijo en la exposición del año 2000 —comisariada también por Borja-Villel— que existía “en su trabajo una preocupación por trascender la pintura, una intencionalidad metafísica y un deseo de descubrir la naturaleza de los materiales, transformar las sustancias y dar sentido a la vida. Su técnica aditiva y la obsesiva repetición de un número reducido de objetos y motivos, como sillas, puertas, ventanas, zapatillas, pies, se unen a las caligrafías y signos, especialmente a las cruces o las iniciales A y T”.

Manuel Borja Villel, en la exposición 'Antoni Tàpies. La práctica del arte'. A. M.
Manuel Borja Villel, atendiendo a la prensa en la exposición, este martes. A. M.

Tàpies siempre ha sido considerado como una fuerte influencia en la historia del arte contemporáneo. Ya en 1991, antes de sus dos exposiciones en el Reina Sofía, y con ocasión de una muestra en el Museo de Arte Moderno (MoMA), los comisarios del museo neoyorquino escribieron de él: “Se le reconoce por su capacidad de enriquecer las posibilidades de las superficies y las técnicas como la talla, el relieve, las mezclas, los roces, calcos, rasgados, pliegues y cortes, y redefiniendo sobre el papel y otras superficies las cicatrices, las capas y la envejecida apariencia de sus lienzos”.

Picasso y Georges Braque ya experimentaron a principios de la década de 1910 con los materiales en la pintura, al añadir serrín y arenisca a sus obras cubistas. André Masson, Joan Miró, Jean Dubuffet y Jean Fautrier usaron métodos similares, pero, a diferencia de estos artistas, Tàpies no concibió su modo de trabajar como un experimento circunstancial, sino como un lenguaje en sí mismo, cuya intención última es la comprensión estructural de la propia materia.

Exposición Antoni Tapies. La práctica del arte. MUSEO NACIONAL REINA SOFÍA
Ensamblaje 'Porta metàl·lica i violí' en la exposición 'Antoni Tàpies. La práctica del arte'. MUSEO REINA SOFÍA

Pese a haber fallecido en 2012, Tàpies sigue siendo considerado un innovador, un artista que incorporó al mundo de la pintura estructuras y diseños y materiales inusuales. En ese sentido, destaca su uso del barniz sobre enormes lienzos que el propio pintor colocaba horizontalmente y que movía con sus brazos para dirigir su trayectoria en la dirección deseada, una de esas técnicas tan características de Tàpies que le sirvieron para ser considerado un creador único y vital.

La obra de Tàpìes ha recorrido el mundo. Se ha exhibido en el Centro Cultural de Arte Contemporáneo de México, el Long Beach Museum of Art de California, la Florida International University y el Detroit Institute of Arts, entre otros importante museos. Su prestigio exterior también llegó en forma de galardones: en 1963, Tàpies recibió el premio de la Fundación Guggenheim en reconocimiento de la importancia de su obra en el campo de la pintura y el arte modernos; y en 1990 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Tàpies, uno de los artistas españoles con más reconocimiento internacional, participó además en las Bienales de Venecia y Sao Paulo, y fue el protagonista de una muestra antológica en el Guggenheim de Nueva York, donde en 1962 su obra fue muy bien recibida por el público y los medios. El pintor fue, asimismo, poseedor de la Medalla Picasso de la Unesco, entre otros muchos premios.

Antoni Tàpies hijo, que participó también en la presentación de la nueva retrospectiva, comentó: “Espero que esta muestra sirva para que las nuevas generaciones se reencuentren con la obra de mi padre. Tras la muerte de los artistas, sus trabajos entran en un túnel oscuro. Exposiciones como esta permitirán revisitar su obra, ser valorada de nuevo y puesta en el lugar que se merece”.

Director de COOLT. 

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