Agua regenerada para mitigar la sequía

El Área Metropolitana de Barcelona impulsa medidas para garantizar los recursos hídricos, como la reutilización, la reducción del consumo y el control de vertidos.

El río Llobregat, donde el Área Metropolitana de Barcelona emplea agua regenerada. ALBERT CANALEJO/AMB
El río Llobregat, donde el Área Metropolitana de Barcelona emplea agua regenerada. ALBERT CANALEJO/AMB

La metrópolis de Barcelona está sufriendo, desde hace casi tres años, una sequía hidrológica extrema. La reducción del consumo de agua, la optimización de la gestión y la obtención de nuevas fuentes de recursos son los tres pilares desde los que trabaja el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), juntamente con todos los actores implicados en el ciclo del agua, para hacer frente a este desafío y contribuir a garantizar el suministro.

La tecnología juega un papel trascendental en este reto. A diferencia de la principal sequía anterior, entre 2007 y 2008, ahora existen recursos alternativos como la desalinización de agua de mar y, de manera más sostenible, la regeneración. Gracias a las medidas impulsadas por el AMB y el resto de las administraciones implicadas, el agua desalinizada y el agua regenerada suponen ya el 33% y el 25%, respectivamente, del agua potable suministrada.

Este escenario de sequía no es temporal. Se prevé que en 2050 existirá un déficit hídrico de agua potable en la Barcelona metropolitana de 43 hm³/año. Para llegar a esa fecha sin ningún déficit, el Plan Estratégico del Ciclo Integral del Agua (PECIA), aprobado este año por el AMB, establece varias líneas estratégicas de trabajo en el ciclo integral del agua metropolitano; entre ellas, y de especial relevancia, la potenciación de la reutilización del agua.

La reutilización del agua se multiplica

En la Barcelona metropolitana se fomenta, desde hace años, la reutilización de agua para dar respuesta a la crisis de suministro. Buen ejemplo de ello es la inyección de agua regenerada en el acuífero profundo del Delta del Llobregat para evitar la intrusión salina, el mantenimiento del caudal ecológico en los tramos finales del río o como agua destinada al riego agrícola, entre otros. Así, el uso del agua regenerada se ha incrementado notablemente en los últimos años, pasando de 3,8 hm³ de agua reutilizada en 2018 a 56 hm³ en 2022, un incremento de casi 15 veces en cuatro años y que representa ya el 25% del consumo de agua potable de toda la metrópolis.

Ante la sequía persistente se han aplicado medidas adicionales previstas en el Plan Especial de Sequía de la Agencia Catalana del Agua para situaciones excepcionales. Una de las más relevantes, impulsada a finales de 2022, es la reutilización potable indirecta, que consiste en la aportación adicional de un caudal de agua regenerada en el río Llobregat para mejorar la calidad y cantidad del caudal circulante, de forma que se pueda reutilizar como recurso prepotable, reforzando así el suministro.

El agua regenerada empleada en esta reutilización indirecta proviene de la Estación Regeneradora de Agua (ERA) del Prat de Llobregat, que recibe el agua tratada en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR). Dotada de un tratamiento biológico con eliminación de nutrientes, EDAR es una de las depuradoras más grandes de Europa. Cada día trata aproximadamente 315.000 m³, el equivalente al consumo de agua de aproximadamente 1,7 millones de habitantes.

Gracias al ajuste constante de los porcentajes en la aportación de agua regenerada en el río Llobregat —siempre adaptado a las necesidades de caudal—, se ha podido mejorar la eficiencia y garantizar la potabilización, llevada a cabo por la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Sant Joan Despí. Esta medida ha permitido el ahorro de entre un 21 y 22% de agua potable de la metrópolis que ha sido sustituida por agua regenerada, contribuyendo a garantizar el suministro a la ciudadanía.

Una trabajadora de AMB, en tareas de control del agua. AMB
Una trabajadora de AMB, en tareas de control del agua. AMB

Control de vertidos en origen

El control en origen de la calidad de las aguas residuales, en un contexto de sequía en el que se necesitan recursos alternativos, resulta fundamental. Es por ello que el AMB ha impulsado en los últimos años un control exhaustivo de los vertidos de aguas residuales que realizan las industrias, promoviendo una gestión integrada de ese supervisión y haciendo posible un conocimiento exhaustivo del sistema, una mejora de la capacidad de diagnóstico e intervención, una detección y actuación rápida ante incidencias y una mayor protección de las infraestructuras de saneamiento.

Para la eficacia en el control de vertidos es imprescindible tener un vasto conocimiento de la actividad productiva del territorio metropolitano. Así, el Servicio de Saneamiento e Inspección del AMB dispone de un censo de 6.619 actividades industriales activas, el 43% de las cuales se consideran potencialmente contaminantes. Este censo permite establecer controles detallados sobre aquellas actividades con potencial contaminante como pueden ser las industrias químicas, farmacéuticas, metalúrgica y alimentaria.

Además de las inspecciones a industrias, el AMB lleva a cabo el control del agua residual de la red de saneamiento metropolitana que permite caracterizar la calidad del agua en diferentes puntos y su evolución. El histórico de datos permite actuar con celeridad ante episodios de contaminación o incidencias, acotando el posible origen de la contaminación industrial.

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