Cuando Oppenheimer vino al Perú

La película de Christopher Nolan trae a la actualidad la vida del padre de la bomba atómica. Recordamos sus dos visitas a Lima.

Jorge Paredes Laos

Lima
Robert Oppenheimer, el padre de la bomba atómica, en Perú, en 1962. ARCHIVO EL COMERCIO
Robert Oppenheimer, el padre de la bomba atómica, en Perú, en 1962. ARCHIVO EL COMERCIO

La noticia se anunció en la primera plana de El Comercio: “Especialista en energía nuclear llega el sábado”. Era el miércoles 23 de mayo de 1962 y el físico estadounidense Robert Oppenheimer anunciaba su visita a Lima para recibir el grado de doctor honoris causa de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Era entonces uno de los científicos más importantes del mundo.

Nacido en Nueva York, en 1904, al interior de una familia judía alemana inmigrante, Oppenheimer era especialista en fenómenos astronómicos y en mecánica cuántica.

En 1942 su vida había dado un giro de 180 grados, cuando el Gobierno de Estados Unidos lo llamó para dirigir el Proyecto Manhattan, el secreto militar mejor guardado de la historia que, en dos años y medio, produciría la bomba atómica.

Lo que sucedió después en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki —con más de 200 mil muertos—, lo hizo arrepentirse de sus hallazgos con la fisión nuclear. Aún así Oppenheimer, dijo: “Un científico no puede atrasar el progreso por el temor de lo que el mundo hará con sus descubrimientos… creo que los hombres de ciencia son fundamentalmente humanistas”.

Por eso, cuando el sábado 26 de mayo de 1962 su figura espigada destacó en el aeropuerto limeño, él era ya considerado por muchos como un pacifista, a quien la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos había negado el acceso a los secretos nucleares de su propio país. Aquí, los periodistas le preguntaron —una vez más— si se había arrepentido de haber construido la “bomba A”. Él respondió que “no”, pero mientras encendía su pipa, matizó su declaración con la siguiente frase: “Cualquier hombre puede cometer un error alguna vez”.

El lunes 28 de mayo, antes de su discurso en la UNI, dijo: “En esta mitad del siglo XX, creo que los hombres de ciencia deben llevar a cabo una tarea de colaboración mutua y en lugar de predecir si habrá o no una futura guerra, deberíamos estar más interesados en una acción de cooperación internacional para evitarla”.

Oppenheimer, en su conferencia en la Universidad Nacional de Ingeniería, en Lima, 1962. ARCHIVO EL COMERCIO
Oppenheimer, en su conferencia en la Universidad Nacional de Ingeniería de Lima, en 1962. ARCHIVO EL COMERCIO

El legado de Oppenheimer en la astrofísica

¿Pero cuáles fueron los aportes de Oppenheimer más allá de la bomba atómica?

El físico Teófilo Vargas, de la Universidad de San Marcos, responde: “Voy a hablar específicamente de su contribución en el área que yo trabajo, en la relatividad y la astrofísica. En 1939, el trabajo de varios científicos había permitido relacionar los conceptos teóricos de la relatividad general con aspectos físicos de la evolución estelar… Ahí aparece lo que hoy se conoce como el Límite de Tolman-Oppenheimer-Volkoff, relacionado con el límite de masa para estrellas de neutrones”.

Según explica el físico peruano, estos científicos habían entendido que, así como los electrones formaban objetos compactos, lo mismo podía suceder con los neutrones, pero existía una masa límite para que estos se conviertan en una estrella. Algo que permitió inferir otro hallazgo más: “Si después de un colapso gravitacional la masa era mayor a este límite, entonces ya no se formaba una estrella de neutrones, sino un agujero negro”, destaca Vargas.

“Las contribuciones de Oppenheimer han sido muy importantes para el desarrollo teórico y observacional de lo que hoy se conoce como astronomía multimensajera”, añade el científico sanmarquino. Es decir, una metodología de trabajo coordinada entre los observatorios terrestres y espaciales existentes, cuyos datos se analizan de manera conjunta.

Vargas resalta el papel de Oppenheimer en la postguerra, cuando junto con Einstein y otros científicos firmaron pronunciamientos para promover el uso pacífico de la energía nuclear.

Oppenheimer volvió a Lima el 23 de febrero de 1964 para participar en la VI Conferencia Interamericana de Consejos Universitarios como representante de la Universidad de Princeton. A diferencia de la primera vez, ahora se mostró hermético con la prensa. Ya había sido rehabilitado por la Comisión de Energía Atómica de su país, y al paercer no quería recordar más aquel oscuro momento cuando se convirtió en padre del arma más mortal de la historia.


Este artículo se publicó en la web de El Dominical de El Comercio de Perú el 10.07.23

Jorge Paredes Laos

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