Indiana Jones ha vuelto a las pantallas, pero ¿estamos ante un arqueólogo o un huaquero?
Dos colegas peruanos del héroe lo analizan sin piedad.
Ignacio Alva: a favor
Aunque de la forma estereotipada que exige el cine de aventuras dirigido al gran público, Indiana Jones ha popularizado enormemente la arqueología y a los arqueólogos. Harrison Ford ha sabido construir un personaje entrañable, que combina inteligencia de detective y audacia de aventurero inmerso en misterios y expediciones a territorios salvajes; con esto convierte las habilidades de los arqueólogos en poderes equivalentes a los de agentes secretos y superhéroes. Indiana Jones consagró la imagen de los arqueólogos en el parnaso hollywoodense.
Como hijo de un arqueólogo reconocido (Walter Alva), tuve durante mi infancia un sentimiento de secreto orgullo al ver las dos primeras películas, en las que se incluía una escena en el Perú; orgullo dirigido a mi padre que equiparaba y corregía en la realidad los logros y talentos del gran Indi. Sensación desleída ya de adulto, como arqueólogo, puesto en el apuro de explicarle a mis hijos la barbaridad que suponen los alienígenas ancestrales por más hollywoodenses que sean.
Cuenta como argumento a favor de Indiana Jones que ha mantenido en el siglo XX la atención del gran público hacia la arqueología y el misterio del pasado, afición surgida en el siglo XIX con las primeras excavaciones y desenfardelamiento de momias; sin embargo ese espacio logrado entre las atracciones populares, podría haber brindado también una mejor comprensión del pasado y no todo lo contrario.
Álvaro Higueras: en contra
Indiana Jones corre, salta, apunta y dispara, se escapa de un pozo lleno de serpientes, acuchilla y chasquea con un tremendo látigo a sus oponentes en una serie de cinco películas de extrema acción, que se inicia con una rocambolesca escena en la que se roba un ídolo en el Perú. Pocas veces se le ve leyendo, enseñando, escribiendo, analizando en la paz de su laboratorio las piezas que se mete en sus bolsillos y mochila a toda carrera, mientras huye de sus perseguidores. Indiana Jones no es un arqueólogo, sino más bien un aventurero con pocos escrúpulos, aunque se enfrente a execrables nazis, que nos lleva a tantos lugares como Nepal, Egipto y el sudeste de Asia.
Cuando vi su primera película, en la que cazaba el Arca de la Alianza, ya había iniciado mi carrera en arqueología y era claro que, felizmente, esas tribulaciones no eran lo que me esperaba. Si hay alguien a quien esas andanzas de Indiana convencieron para dedicarse a ser arqueólogo, pues creo que hoy debe estar sumamente aburrido, a menos que se haya dedicado a saquear y traficar el patrimonio, enfrentándose a la ley.
Dicho esto, la vida de algunos arqueólogos presenta episodios de tensión y conflicto, como es el caso de nuestro Walter Alva, quien lideró el desahucio de los huaqueros de Sipán en 1987, con lo que logró iniciar un periodo de florecimiento de la arqueología de nuestra costa norte. Indiana es pura ficción, mientras que Walter es la esencia de ser arqueólogo.
Este artículo se publicó en la web de El Dominical de El Comercio de Perú el 17.07.23