Un escaparate para la cultura española en Estados Unidos

Las residencias artísticas de la Oficina Cultural de España en Washington facilitan la inmersión de creadores y creadoras contemporáneos en el mercado norteamericano.

La violinista Raquel Areal, actuando en Washington en el marco del programa Spanish Young Music Talent de la Oficina Cultural de la Embajada de España en Estados Unidos. CORTESÍA
La violinista Raquel Areal, actuando en Washington en el marco del programa Spanish Young Music Talent de la Oficina Cultural de la Embajada de España en Estados Unidos. CORTESÍA

Sobre el escenario aparece el beso de un famoso cuadro de Klimt contoneándose junto a otro que protagoniza una obra de Magritte. La pintura cobra vida, evoluciona, se mimetiza con la música y deja de ser una maravilla estática para convertirse en un espectáculo en movimiento.

No es magia, es baile. Y la responsabilidad de este prodigio escénico recae en el coreógrafo gallego Xián Martínez, que en su montaje The other half of love reinterpretó algunos de los besos más icónicos de la historia del arte universal para acercarlos a otras realidades. “Curiosamente, estos besos son siempre entre personas heterosexuales y caucásicas. Yo quería revisitarlos desde una perspectiva más queer”, explica el bailarín.

Martínez tuvo la oportunidad de poner en marcha el proyecto el pasado mes de mayo, después de participar en el American Dance Festival, uno de los festivales coreográficos más antiguos e importantes de Estados Unidos. Su paso por esa prestigiosa cita le abrió las puertas para colaborar con Black Leaves Dance Company, una agrupación americana formada en exclusiva por personas racializadas y pertenecientes al colectivo LGTBIQ+, y para presentar el trabajo en Washington.

El de Martínez es un buen ejemplo de las oportunidades que ofrecen las residencias artísticas de la Oficina Cultural de la Embajada de España en Estados Unidos, uno de los espacios con los que cuenta la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) para impulsar la cultura española en el exterior. Este organismo asume las competencias del Ministerio de Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España en este ámbito, gestionando, a través de sus embajadas y oficinas culturales, una amplia variedad de iniciativas que buscan difundir la riqueza y diversidad cultural de España en el mundo.

Una residencia artística particular

Esa labor de promoción de la cultura española es el eje central de la Oficina Cultural de España en Washington. Y uno de los principales instrumentos con los que cuenta esta entidad para promover la obra de los creadores españoles en Estados Unidos es su programa de residencias artísticas. Cabe resaltar que estas residencias no siguen normalmente el clásico modelo según el cual una organización proporciona a sus beneficiarios el espacio, los materiales y la manutención necesarios para que puedan trabajar en exclusiva en sus creaciones durante un tiempo determinado. No, el programa de residencias de la Oficina Cultural de España en Washington se centra en la promoción e inmersión en el mercado estadounidense de los artistas y creadores seleccionados, abriendo puertas a nuevas oportunidades profesionales en colaboración con instituciones de prestigio del país. Es decir, más que centrarse en el desarrollo previo de un proyecto cultural, el programa se interesa especialmente por lo que sucede una vez finalizado: le dice al mundo que ese trabajo existe e invita al público a conocer, acercarse y explorar cada propuesta. Para ello se organizan charlas, talleres, presentaciones y otros actos destinados a que el público local conozca sus creaciones.

El director de la Oficina y consejero cultural de la Embajada de España en Washington, Miguel Albero, reivindica la eficacia del modelo: “Nosotros siempre trabajamos con una contraparte local que es quien elige al creador o creadora español de una lista que siempre incluye una selección previa, bien sea porque ha ganado un premio, caso del programa de música, o porque ha sido seleccionado por un comité de cada disciplina. El fin es siempre ayudar a ponerle en contacto con el tejido local, ese es nuestro objetivo en cada uno de los programas que tenemos”.

Representación de 'The other half of love', la obra de Xián Martínez con Black Leaves Dance Company, en el Centro Cultural Español de Washington. CORTESÍA
Representación de 'The other half of love', la obra de Xián Martínez con Black Leaves Dance Company, en la Embajada de España en Washington. CORTESÍA

Las residencias artísticas se organizan alrededor de cinco programas culturales, uno por cada una de las disciplinas en las que se trabaja (literatura, danza, música, artes visuales y teatro), y cada una de las residencias se adscribe a uno de ellos en función del tipo de actividad en la que se centre. “El programa de residencias no es aislado de los otros”, explica Albero. “Por ejemplo, tenemos un programa de literatura, que se llama Spain Writes, America Reads, cuyo objetivo es conseguir que escritores españoles se traduzcan y se publiquen en Estados Unidos. El programa tiene varias patas: traemos a escritores no traducidos pero seleccionados por algún medio, como [la revista literaria] Granta, y los llevamos a universidades; apoyamos a las editoriales en la solicitud de ayudas para la traducción y traemos a los escritores a que presenten los libros; y hemos creado, también, un premio de traducción [Premio de Traducción Spain-USA Foundation]. Todo esto se complementa con tres residencias artísticas de literatura”.

Estas residencias literarias se localizan en la Universidad George Mason, en Virginia; en Nueva York, en colaboración con en el centro artístico Art Omi; y en la Universidad de Iowa. En esta última residencia participó el pasado otoño la dramaturga menorquina Mélanie Werder Avilés, ganadora del Premio Lope de Vega de Teatro 2023 por su obra La protagonista. Durante tres meses Werder estuvo conviviendo con autores de una treintena de países y realizando diversas actividades: desde acudir a talleres, lecturas y viajes culturales, a impartir clases de escritura. “Estás en contacto permanente con gente de todo el mundo que tiene una visión creativa única”, explica la dramaturga, que destaca que la residencia le ha servido para sentar las bases de nuevos proyectos: “Han surgido muchos encuentros, el programa me ha permitido establecer nuevos vínculos e iniciar nuevas oportunidades laborales que me ayudarán a dar a conocer mi trabajo”.

De hecho, durante su estancia en Iowa, Werder pudo ver traducida y representada una de sus obras, Buena suerte, chica, y ahora, a raíz de los contactos establecidos en la residencia, está ultimando la traducción de un monólogo que espera llevar en algún momento a los escenarios estadounidenses. En definitiva, una experiencia “muy rica” y “transformadora”, que le ha servido para plantar semillas con mucho potencial de crecimiento.

Una excepción a la regla

La experiencia del coreógrafo Xián Martínez es una de los pocas que se salen de la norma y que sí están basadas en la creación de nuevos proyectos. Pocos días después de presentar The other half of love en la Embajada de Washington, el artista se trasladó durante cinco semanas a Carolina del Norte, sede de la residencia del American Dance Festival, financiada en parte por la Oficina, para crear una nueva pieza individual, aunque en convivencia con coreógrafos de distintas partes el mundo. El resultado fue una obra de videodanza que se presentó en una gala en la que el público pudo disfrutar de los trabajos de todos los beneficiarios. Para Martínez, la estancia fue corta, pero intensa, y la terminó con algo más que una nueva obra en su currículo: “He generado una profunda relación de amistad con un par de compañeras de allí, y con el American Dance Festival ha surgido la oportunidad de colaborar más adelante. Ha sido bastante fructífero”.

Otras residencias de la Oficina a destacar son las del programa Spanish Young Music Talents, que ofrece a talentos emergentes de la música española la oportunidad de dar conciertos en diversas partes de Estados Unidos y de la que recientemente se han beneficiado artistas como la violinista gallega Raquel Areal o la compositora andaluza Pilar Miralles; o la de cómic, que se lleva a cabo en el Maryland Institute College of Art de Baltimore gracias a la intermediación del profesor José Villanueva y que goza de gran prestigio.

Albero, que es, junto a su equipo, el principal impulsor de este tipo de iniciativas espera que, ahora que su mandato al frente de la Oficina termina, su sucesor continúe apoyándolas e implementándolas. Puede que lo mejor para ponerlas en valor sea tener en cuenta la opinión de Martínez sobre su estancia como artista invitado: “Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida a nivel personal. Trabajar en otro idioma, con otra cultura y con otra visión de lo que es la danza. Aunque todavía es pronto para ver la repercusión que esto tendrá en mi trabajo futuro”.

No parece que el futuro vaya a ser un gran obstáculo para alguien capaz de hacer que un cuadro cobre vida.

Redacción

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