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Olallo Rubio, el pionero del pódcast que soñaba con el cine

Llegó al mundo de la radio sin querer y ha acabado dirigiendo una de las mayores plataformas de audio en español. “México escucha mucho”, dice el locutor.

El locutor mexicano Olallo Rubio, durante la grabación de su pódcast. CONVOY NETWORK

Cuando Olallo Rubio (Ciudad de México, 1976) era pequeño, mucho antes de convertirse en uno de los locutores más reconocidos de México y en uno de los pioneros del pódcast en Latinoamérica, solía recitar los diálogos de películas y series de dibujos animados. Este pasatiempo lo llevó a memorizarse el guion completo de Pulp Fiction (1994), uno de los filmes que marcaron su juventud. Trabajar en el mundo del cine era su sueño, y crecer en la frontera entre Tijuana y San Diego lo acercó al universo de Hollywood. “Me divertía más visitar el parque de diversiones de Universal Studios que ir a Disneylandia. Era un lugar fascinante. Yo soñaba con ser como Steven Spielberg, George Lucas o Martin Scorsese, todos ellos eran mis ídolos”, recuerda Rubio en entrevista con COOLT.

Fruto de esa fijación por los diálogos cinematográficos, una tarde, mientras estaba en la piscina con un amigo de la adolescencia en el pueblo Valle de Bravo, se le ocurrió la idea de entretener a los niños del lugar imitando voces de personajes de animación. Su interpretación llamó la atención del dueño del sitio, el reconocido arquitecto Alberto Kalach, quien le recomendó acudir a la nueva estación de radio de un conocido suyo, Radioactivo 98.5 FM, en Ciudad de México, para que desarrollara su talento como locutor.

Rubio no tenía ningún interés en la radio, pero se presentó en la sede de la emisora por mera curiosidad después de que José Álvarez, el director de Radioactivo 98.5 FM, le llamara para hacer una prueba. “Yo no tenía pensado ser locutor, escuchaba muy poco la radio, y el tipo de música que me gustaba, el heavy metal alternativo, no era muy radiofónico”, dice Rubio, a quien también le molestaba que los locutores “se encimaran” sobre las canciones. “No me interesaba hablar del trabajo de alguien más, a mí me interesaba hacer mis propias obras audiovisuales y musicales”.

En la prueba, le pidieron que imitara alguna voz: “Hice las voces de los personajes Beavis and Butt-Head, de MTV en inglés, y aunque el director no conocía esa caricatura, le hizo gracia. Fue un extraño primer encuentro, pero a partir de ahí empezó mi historia con la radio”. Tenía entonces 18 años.

No obstante, a pesar de su talento para el manejo de voces y la locución, Rubio asegura que tardó en interesarse genuinamente en el mundo de la radio. De hecho, al principio de su carrera, pretendía mantenerse en el anonimato: “Me pedían que hiciera voces para espots publicitarios, o me invitaban, a cambio de entradas de conciertos, a colaborar en las trasmisiones de la unidad móvil de Radioactivo. Pero yo solo hacía voces de personajes, no daba mi nombre real porque no quería que mis amigos de la escuela me escucharan y se burlaran de mi. Preocupaciones que uno tiene a esa edad”. 

Rubio todavía no renunciaba a su sueño de estudiar cine, pero necesitaba encontrar algo que le diera estabilidad a su vida, por lo que decidió aceptar el contrato que le ofrecieron en Radioactivo, en donde desde 1995 a 2004 desempeñó diferentes funciones como locutor, productor y director general. Un trabajo cargado de música, humor, sátira y política.

“Radioactivo era una estación pequeña, que era parte de Grupo Imagen. Nosotros competíamos con WFM Radio, de Grupo Televisa, el conglomerado de medios en español más grande del mundo”, explica el locutor. “En esa época lanzamos una campaña que hablaba de todos los defectos que tenía nuestra estación: que era pequeña, que el alcance de transmisión era difícil... pero que, a pesar de todos esos defectos y carencias, no éramos de Televisa, algo que nos hacía infinitamente mejores. No pertenecer a Televisa nos hacía un medio más honesto y crítico”. La campaña duró poco: el entonces dueño de Televisa, el empresario Emilio Azcárraga, llamó para que la eliminaran.

Rubio ilustra la vocación rebelde de Radioactivo con otro episodio: “Tuvimos una trasmisión dedicada a hablar de sexo por 24 horas. La multa fue de 1 millón de dólares. Sin embargo, las multas nunca se pagaron y se terminaron heredando a la empresa que posteriormente compró ese grupo radiofónico”, recuerda entre risas.

Olallo Rubio, en su estudio de Ciudad de México. CONVOY NETWORK

La inmersión en el pódcast

En 2005, después de su salida de Radioactivo, Rubio lanzó junto al productor Javier Umpierrez el primer episodio de El pódcast de Olallo Rubio, un programa que tomaba su nombre de un novedoso formato para la época, el ‘pódcast’, llamado así porque entonces solo estaba disponible para dispositivos iPod. Se trataba de un espacio libre, sin límites de tiempo ni geográficos, de alcance global. “Lo empezamos como un experimento en iTunes. No obstante, el primer episodio lo descargaron 15.000 usuarios, una cifra muy buena. El tercer episodio lo descargaron 600.000 en 72 horas. Eran otros tiempos, había menos competencia, pero también había menos usuarios de internet. No existían iTunes Latinoamérica ni iTunes México, así que competíamos con todos los pódcasts del mundo”, explica Rubio. “Recuerdo lo emocionados que estábamos cuando en la categoría de ‘Radio hablada mundial’ superamos, en cantidad de reproducciones a Howard Stern o al pódcast de Harry Potter”.

El pódcast de Olallo Rubio fue pionero en el formato en México y uno de los principales referentes en Latinoamérica. Sus cinco primeras temporadas lideraron las listas de popularidad en la plataforma durante mucho tiempo, y actualmente están disponibles en la plataforma Convoy Network, creada en 2016 bajo un modelo de suscripción y renovación automática. “Una especie de ‘Netflix del pódcast’ libre de comerciales, publicidad y con contenidos originales”, define Rubio. Con más de 9.000 horas de audio en su catálogo, Convoy Network es hoy la plataforma independiente de pódcast y live streaming de habla hispana más grande de Latinoamérica.

El pasado 12 de mayo, el locutor estrenó la décima temporada de El podcast de Olallo Rubio en el marco de la segunda edición del Festival Iberoamericano de Creación Sonora Estación Pódcast, celebrado en Madrid. En esta ocasión, los episodios estarán disponibles de manera gratuita a través de Convoy Newtork, Spotify, Apple Podcasts y Amazon Music.

Pero ¿cuál es la clave del éxito detrás de un pódcast que lleva casi 20 años al aire?

“Es importante tomárselo en serio”, responde Rubio. “Si no lo tomas en serio o si simplemente es un pasatiempo, es prácticamente imposible que destaques. Es muy importante aprender las herramientas para comunicar y estudiar qué quieres decir, para quién lo quieres decir y qué efecto quieres provocar en el público porque, definitivamente, hay una oportunidad de hacer algo muy trascendental… y México es un gran lugar para hacerlo, porque hay mucha gente”.

De hecho, Rubio recuerda que los mexicanos figuran entre los principales consumidores de audio del mundo: “México es un país que escucha mucho; escuchamos mucho la radio y utilizamos mucho las plataformas de streaming de audio. El pódcast que empecé a hacer en 2005 es un buen ejemplo de cómo un producto mexicano de ese tipo puede funcionar muy bien, e incluso puede ser reconocido en otros países a pesar de que nuestros temas, nuestro humor y nuestras referencias son muy locales. Aún así, llama la atención porque es muy humorístico y a la gente le gusta reírse”, explica.

La carrera cinematográfica

Más allá de su éxito en el mundo del pódcast, Olallo Rubio ha sabido construirse una carrera en el mundo del cine, ese sueño que persiguió desde pequeño.

En 2007 estrenó su primer largometraje documental, ¿Y tú cuánto cuestas?, una crítica a la cultura de consumo mexicana y estadounidense. De bajo presupuesto, el filme en principio se iba a distribuir solo en DVD, pero acabó exhibiéndose en diversas salas del país.

“Fui autodidacta y tuve que aprender ‘a la mala’. Yo quise empezar de cero en el mundo del cine, no quise acercarme a ninguna de las personas que conocí en la radio, ni a ninguno de los cineastas, ni a ninguna de las grandes compañías productoras porque en ese momento yo quería hacer algo completamente independiente y seguir mi propio camino. No quería que se me juzgara por mis antecedentes radiofónicos, pero eso estuvo mal, debí haberme acercado a mucha gente”, explica Rubio.

Después vinieron This is not a movie (2011), película de ficción musicalizada por Slash, el guitarrista de Guns N’ Roses; Gimme The Power (2012), un documental sobre la historia de la banda mexicana Molotov; e Ilusión nacional (2014), una crónica documental que narra la participación de México en la Copa del Mundo. Su último largometraje es ¿Por qué la vida es así? (2022), un proyecto de fondeo colectivo basado en el pódcast ¿Por qué? que explora el carácter y las costumbres de los mexicanos en un tono satírico.

“Mi filmografía, con todos sus errores, está expuesta”, dice Rubio. “Hay gente que aprende en la escuela y sus maestros y compañeros critican sus trabajos en privado. En mi caso, como he tenido que ir aprendiendo sobre la marcha, es el público quien me critica y me califica. Al final sí terminé haciendo cine, pero tuve que pasar por la radio primero”.

Periodista. Especializada en cultura, sociedad y psicología, ha trabajado en medios como TV Azteca e ICON y BuenaVida de El País.