Vivir en la frontera le hace a uno de una materia especial. Ofrece una serie de alteraciones que parecen superpoderes y que permiten tener una visión sobresaliente, fijarse en cosas que otros pasan por alto y percibir físicamente, con un dolor en la boca del estómago, el miedo, la angustia y la melancolía que supone estar entre dos tierras. Cuando se ha vivido de cerca la llegada de un cayuco o el salto de una valla que llaman frontera, uno tiene ese séptimo sentido desarrollado y, como si se tratara de una Sociedad Secreta, sabe reconocer a los que comparten ese talento que también, como bien sabía Truman Capote, es un látigo.
Por eso al leer una entrevista con Denise Chávez, natural de Las Cruces (ciudad del estado de Nuevo México que está a una hora de la frontera, El Paso, Texas, y a una hora y cinco minutos de Ciudad Juárez, México) estaba claro que los caminos convergían. El proyecto de la apertura de una extensión del Instituto Cervantes en El Paso, como parte del Cervantes de Albuquerque (Nuevo México), es algo que tenía que suceder y que simplemente sigue la estela y se entrelaza con proyectos como el de Libros para el Viaje de esta escritora neomexicana que ha dedicado su vida a alimentar el alma de los que cruzan la frontera de México para encontrar una nueva vida. Denise Chávez regenta una librería en Las Cruces que es un centro de acogida para los que viven en los centros de acogida oficiales. Esos en los que les dan comida y cama (una vez pasado el terrible trance de la llegada, pero esa es otra historia) y nada más.
Denise, novelista, activista, dueña de cuatro gatos, idealista y muy práctica, tenía claro que los libros son imprescindibles. El lema de su proyecto es una cita de Lorca “Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan sino que pediría medio y pan y un libro”. Con eso hay poco que decir. En su biblioteca organiza actividades de cuentacuentos para niños y club de lectura para adultos. Pero, consciente como mujer de frontera de que vive en un sitio de tránsito, Denise decidió regalar libros en español para que acompañaran a los recién llegados en su viaje por Estados Unidos, hasta asentarse en su nueva vida, su nuevo trabajo y su nueva casa. Muchos son menores que llegan solos, otros son mayores que echan de menos todo, pero los libros, las historias y su lengua son un consuelo, una compañía que ella sabe que es imprescindible.
El proyecto de esta nueva semilla del Instituto Cervantes en El Paso está en sincronía con ese espíritu. El camino pone el foco en esa capacidad de la lengua materna de curar y en la necesidad de que el español sea un idioma del que sus hablantes en Estados Unidos se sientan orgullosos, igual que de la cultura en español.
En 2019, durante la presentación del Anuario del Instituto Cervantes en Los Ángeles, el director de los Institutos Cervantes, el poeta Luis García Montero, dejó claras esas intenciones. Él, hombre de frontera por adopción porque Rota es su segunda tierra, explicó que una de las labores esenciales de esta institución es conseguir que el español dejara de considerarse una lengua de segunda en Estados Unidos. Combatir el “English first” de una manera suave y efectiva. California, Nuevo México (donde el español es lengua oficial junto al inglés), Florida y Texas son estados donde el español forma parte del día a día de sus habitantes. La presencia del Instituto Cervantes en estos lugares tiene un componente muy concreto. Por supuesto la enseñanza del español, que es una de las grandes misiones del Instituto Cervantes, pero también la difusión de la cultura en español de una manera distinta a como se hace en los Institutos Cervantes del mundo porque en estos lugares se dirige a un público que ha nacido con esa cultura, que ha dicho “madre” cuando ha empezado a hablar. Una población que, en muchas ocasiones, la está olvidando no solo por desidia, sino, lo que es más grave, por vergüenza o miedo a ser insultados o no ser aceptados.
En el caso de El Paso, esas premisas que Luis García Montero había adelantado en Los Ángeles, como parte del mapa de intenciones del Cervantes en esa ciudad, se recogen de una manera casi radical. La necesidad de crear cursos específicos de lengua de herencia, programas académicos con un componente cultural e incidir muy especialmente en actividades culturales que den a conocer la cultura hispana, lo chicano, el legado español en esos territorios y la forma de ver la vida de la frontera es algo urgente.
Con esta inauguración el 23 de junio de 2021 en las instalaciones de la Southwest University comenzamos un camino que se va a abrir a partir del próximo mes de septiembre con, por supuesto, cursos generales de español para todo el que quiera aprender nuestra lengua, pero con tres actividades fundamentales que ayudan a entender el tono de esta nueva forma de enfocar la misión cultural y académica del Cervantes. Quizá el más representativo es el curso Pride and Heritage (Orgullo y Herencia), dirigido a adolescentes de origen hispano que quieran perfeccionar su escritura del idioma, con club de lectura, charlas a cargo de escritores como Santiago Vaquera sobre lo chicano, cursos de escritura creativa en línea con Juan Gómez Bárcena o talleres sobre la lengua de herencia e identidad latina con la narradora Liz Mangual.
Respecto a las actividades puramente culturales, este año abrimos camino con una ampliación del Magnífico Latinx film Festival del Cervantes de Albuquerque, que se inaugura con el cortometraje La Llorona de la directora mexicana Adriana Ronquillo, una obra de animación sobre los asesinatos de Ciudad Juárez; y también celebraremos el festival Oralidad, sobre la tradición oral de la narración latinoamericana, las letras del flamenco y las de los nativos americanos Ysleta que están asentados en El Paso. En esta programación también participará por supuesto Denise Chavez, ofreciendo una charla sobre la experiencia curativa de las narraciones orales. Ella conoce de primera mano en qué consiste esto. Desde su librería en El Camino Real organiza “fiestas de pijamas”, en la que los niños y los narradores se sientan en mantas en el suelo de la librería, vestidos con sus pijamas, y narran historias inventadas o reales. Un primer paso, en ocasiones, para que los niños y adolescentes se acerquen a la lectura. Estas crónicas se han reunido en un libro que se publicará a finales de año y del que contará más detalles en esta charla que ofrecerá en nuestro espacio en El Paso.
Estas actividades constituyen el principio de esta presencia del Instituto Cervantes en El Paso, como una primera acción de la expansión de la presencia de esta institución en el Oeste de Estados Unidos, que coincide con el 30 aniversario de su fundación. Una labor que no podría haberse dado sin el apoyo de las instituciones de la ciudad ni la labor de nuestra cónsul honoraria en El Paso, Martha Vera. Este es un proyecto que ella llevaba años queriendo traer a esta ciudad, que se ha mostrado acogedora y cuyas autoridades y las de los territorios cercanos han colaborado intensamente en dar a luz. Desde el alcalde de El Paso, Óscar Leeser, y su equipo encabezado por Estrella Escobar; hasta el de Las Cruces, Ken Miyagishima, pasando por el juez del condado de El Paso, Ricardo Samaniego, que el día 21 de junio instituyó oficialmente en una resolución que el 23 de junio sería el Día del Instituto Cervantes en el condado. No puede haber un mejor comienzo para esta aventura.
