La conquista de la nueva narrativa extraña

La antología ‘Mundo weird’ traza un mapa internacional de un género mutante que cruza fantasía, terror y ciencia ficción.

Fotograma de la película 'Aniquilación', un referente de la nueva narrativa extraña o 'new weird'. NETFLIX
Fotograma de la película 'Aniquilación', un referente de la nueva narrativa extraña o 'new weird'. NETFLIX

En 2013, el traductor y novelista español Javier Calvo firmaba un artículo profético en la revista Jot Down titulado ‘Nueva narrativa extraña española: un mapa’ en el que aclaraba las filtraciones entre autores patrios del new weird, una corriente literaria de origen anglosajón que se mueve entre la fantasía, el terror y la ciencia ficción. Así se abrió la puerta para la que sería la primera revista española de nuevo extraño, Presencia Humana, a cargo del sello independientes Aristas Martínez, y, en términos más generales, se produjo la bendición del centro al exterior del campo cultural de la literatura no realista.

Una década después, ya era hora de que alguien le tomara de nuevo el pulso a ese género literario y, en un giro de los acontecimientos igual de raro, ha sido una editorial dedicada al ensayo de vanguardias, Holobionte, la que se ha encargado de ello con la antología Mundo weird. Antología de nueva ficción extraña Vol. 1, que además da inicio a una nueva colección de ficción.

Federico Fernández Giordano, responsable de este sello barcelonés, y el escritor uruguayo Ramiro Sanchiz han sido los encargados de compilar los cuentos que conforman el volumen. La clasificación incluye a los pioneros (China Miéville, Michael Cisco…), los autores iberoamericanos (Maximiliano Barrientos, Ana Llurba…), los contagios al mainstream (Jorge Carrión, Agustín Fernández Mallo) y las aportaciones más experimentales (Amy Ireland, Germán Sierra…).

“Afortunadamente, el mundo se hizo cada vez más weird en todo este tiempo, y eso nos ayudó a perfilar mejor la línea de narrativa que queríamos para la editorial”, explica el editor de Holobionte al ser preguntado por la publicación de esta antología. “El edicto de ‘el hombre es la medida de las cosas’ se esconde tras toda forma de realismo, y esto pudo tener su razón de ser en algún momento, pero nos parece que ya no. Hoy convivimos con naturalidad con nociones como apocalipsis, exterminio masivo, inteligencias algorítmicas, viajes interplanetarios... ¿Qué puede quedar para la ‘literatura del yo’ en un mundo como este? Puede que muy poco”.

El presente extraño

¿Cómo se relaciona la nueva narrativa extraña con el presente? Planteamos esa cuestión a cuatro de las firmas incluidas en Mundo Weird.

El escritor catalán Jorge Carrión, quien siente que gran parte de su producción conecta con “la literatura especulativa y fantástica en la línea de Borges y Lem”, participa en Mundo weird con dos capítulos de su exitosa novela Membrana (Galaxia Gutenberg, 2021), escrita en voz femenina y plural por una IA que desde el año 2100 describe cómo es el recién inaugurado Museo del Siglo XXI. Preguntado por la relación relación del weird con el presente, el autor deja claro que le interesa “la literatura doblemente extraña: en el fondo y en la forma, en la especulación temática y lingüística”.

La escritora argentina Ana Llurba aporta un cuento que es una especie de spin-off de su novela Hemoderivadas (Aristas Martínez, 2022), “donde aparece una secta llamada Energía Menstrual Universal”. Todo el relato, dice la autora, “es una broma sobre una invocación a la Madre Tierra y sus múltiples nombres que sale mal”. Para Llurba, que se siente bastante representante de su Córdoba natal por su tradición de humor negro, el weird resuena en proyectos de hace más de 50 años como el cine de David Cronenberg o los cuentos de Leonora Carrington, y apunta que el boom actual quizás pueda deberse a la necesidad de la prensa surgida tras el éxito de la película Aniquilación y la trilogía literaria de Jeff Vandermeer en la que se basa este film de Netflix.

Portada del libro 'Mundo Weird'. HOLOBIONTE

La filosofía ‘weird’

El novelista español Germán Sierra, que participa en Mundo weird con el relato ‘Biomasa’, tiene una vocación científica que se percibe con claridad experimental en sus textos. Esto, sumado a su preferencia por los espacios abstractos, indeterminados y paradójicos, crea una sensación de extrañeza con delicados matices. El escritor cree que existen muchas interpretaciones de ‘lo weird’, todas ellas muy relacionadas con el medioambiente sociocultural de lo que llevamos de siglo. “A mí me interesan especialmente los autores que entienden lo weird como extravagante o bizarro tanto en la temática como en el estilo y la forma”, dice. Este weird procede, por una parte, “de la descomposición de los géneros fantásticos recientes, y por otra, del intento de recuperación del proyecto de las vanguardias históricas, con la diferencia esencial de que no puede ni pretende ser vanguardia”. El weird, añade Sierra, es en cierto modo, “una respuesta estética a la incertidumbre de un presente tan excitante como aterrador en el que las brújulas de la modernidad y la postmodernidad ya no funcionan: por ejemplo, en el ciberpunk es todavía relativamente sencillo distinguir entre utopías y distopías (la referencia todavía es, en último término, lo humano), mientras que en el weird toda realidad es ectópica —todo, hasta lo humano, quizás sobre todo lo humano, es ajeno”.

A esas relaciones de extrañeza también alude la filósofa de vanguardias australiana Amy Ireland, que forma parte de Mundo weird con ‘Para siempre’, un relato escrito en Singapur, con un calor asfixiante: “Las partes más ricas de la ciudad están totalmente climatizadas e intercaladas con exuberantes jardines cuidados por trabajadores malayos que cruzan la frontera todos los días para ganarse la vida”, explica la autora, quien recuerda que la isla asiática importa energía de los países vecinos para cubrir la demanda energética de sus infraestructuras, convirtiéndose así en “un fantástico monumento a la entropía negativa”. Sin embargo, a pesar de los constantes esfuerzos por ahuyentar el calor, “la decadencia y la podredumbre siempre están presentes, presionando en sus bordes y amenazando con perturbar el sistema desde dentro. El cuerpo humano es así. Importamos energía diariamente del exterior para reproducirnos igual, sólo que no podemos hacerlo a perpetuidad porque tenemos un límite biológico interno que impide que nuestras células estén a punto de dividirse a partir de cierto punto”. Este es el contexto en el que surgió su relato, “una crítica a la inmortalidad, entendida como el deseo de mantener la propia identidad a perpetuidad”.

La despedida de Ireland suena como un mazazo sobre la mesa, ya no con un martillo como lo haría Nietzsche, sino con un robot cubierto de teratómica carne humana: “Pienso en ‘lo raro’ como una categoría formal, más que relacionada con el contenido”, dice la filósofa. “La ‘ficción extraña’ describe un tipo de narrativa que es anti-narrativa: las cosas no se resuelven de forma satisfactoria o no se resuelven en absoluto, los cabos sueltos no se atan, el autor no tiene que explicar por qué suceden las cosas, ni siquiera qué son. Esta última parte es clave: no hay justificaciones, no hay explicaciones. En cierto modo, el lector de weird fiction es un masoquista: le gusta que no se satisfagan sus deseos humanos básicos (con los que todos estamos programados) de resolución y conocimiento, de que el bien domine al mal. El gusto del lector de weird es antihumanista, e incluso me atrevería a decir que es realista. ¿Cómo se relaciona lo extraño con el presente? Lo representa tal y como es. Las cosas suceden sin razón, nadie te dice por qué, y en un universo sin Dios, nada tiene sentido en última instancia”.

Periodista, traductor y guionista. Autor del ensayo Panero y la antipsiquiatría (2017) y de las novelas Samskara (2019) y Díptico Espiritista (2022).

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