“Se cuidan, se cuidan los machistas. América Latina va a ser toda feminista”.
Ese era el cántico en las calles de Buenos Aires durante las movilizaciones históricas que consiguieron el derecho al aborto legal, seguro y gratuito para las mujeres argentinas. Había también manifestantes de Brasil, del Perú, y sobre todo: el sentir colectivo de que ahí se estaba prendiendo algo que recorrería todo el continente.
En Argentina, pero también en Chile o en Colombia, una nueva generación salió a la calle en los últimos años para transformar la sociedad desde dentro, quedándose. “En todo el continente había una suerte de efervescencia, quiebre, protestas sociales, que parecía que iban contagiándose”, cuenta desde México el argentino Eliezer Budasoff (Diamante, 1978), editor junto al español Javier Lafuente (Santander, 1983) de Rabia, crónicas contra el cinismo en América Latina (Anagrama, 2022), una compilación de crónicas inéditas sobre ese momento de ruptura en la región.
Los dos editores, que trabajan juntos en El País América desde México, se propusieron hacer una fotografía de América Latina con las voces de cronistas que estaban participando del empuje por el cambio en sus países. Periodistas y escritores, la mayoría menores de 40 años, coetáneos de quienes salían a las calles, que a veces también eran ellos. “Antes estaba la idea en el imaginario de una juventud que salía de sus países a Estados Unidos y España, y ahora hay más sensación de lucha por el cambio dentro de cada país”, explica Lafuente. Rabia era el vehículo para contar que el estallido en Chile, la lucha por el derecho al aborto en Argentina o las caídas de gobernantes en Puerto Rico y Perú no son hechos aislados.
“Vimos que teníamos el testimonio de un tiempo bisagra, entre un pasado reciente muy reciente y lo que va a venir, que no lo sabemos todavía. El libro refleja estos últimos años de transformaciones”, dice Budasoff. Y sigue: “Aprovechamos un momento de ruptura de tejidos para reportar lo que sucede en las entrañas de las sociedades, que en los momentos de normalidad es mucho más difícil de ver”. Rabia recoge el inicio de un proceso del que aún no conocemos el desenlace definitivo.
Dos de los ocho autores sí han tenido que exiliarse. Son el escritor y periodista cubano Carlos Manuel Álvarez (Matanzas, 1989) y el periodista nicaragüense Wilfredo Miranda (Managua, 1991). “Detrás de cada uno de ellos hay una historia muy alucinante”, apunta Lafuente, quien desea que este libro sirva para acercar América Latina al público español, pero también para que se conozca más América Latina dentro de América Latina. Que un lector ajeno al mundo del periodismo vea Rabia en una librería, sienta curiosidad por las historias y sus autores, y pueda tener una fotografía de un momento concreto en la región.
Budassof confía en la capacidad del periodismo narrativo para interpelar a otras audiencias. “El periodismo de altísima calidad trata de que puedas sumergirte en una historia y sentir algún tipo de empatía; siempre ha sido la ambición del periodismo narrativo tratar de ponerte en los zapatos de otra gente”, indica, y destaca la labor de los cronistas que tratan de romper cierta indiferencia, de mostrar una realidad que en ocasiones las sociedades de sus países prefieren no ver. “Yo sigo creyendo que un texto puede transformar la mirada que tenemos sobre algunas cosas”, asegura.
La escritora y periodista puertorriqueña Ana Teresa Toro (Aibonito, 1984) quiso hacer exactamente eso con la crónica que Budassof y Lafuente le encargaron para este libro. “Yo había escrito mucho de las revueltas populares de 2019 que forzaron la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló, pero ahora surgía la oportunidad de pensarlo a través del filtro de América Latina y no únicamente desde el filtro estadounidense que tanto domina el debate en torno a lo puertorriqueño”, cuenta desde San Juan.
En su texto ‘No hay príncipes en el Caribe’, algunos pasajes describen con precisión el sentir ciudadano en tantos de los procesos de transformación de estos últimos años en América Latina: “No ganamos todo por lo que se marchó para pedir su salida, pero recordamos que ganar es una posibilidad y eso en una sociedad jamás será poca cosa”. O como expresa el prólogo del libro: el momento en que se abre una grieta en la fachada de la normalidad y vemos de qué están hechas nuestras sociedades. Y después ya no es posible dejar de verlo.
La periodista chilena Yasna Mussa (Arica, 1983) escribe en la crónica ‘Octubre no ha terminado’ sobre esa sociedad chilena que dijo basta. “Gente que nunca se había activado políticamente y no pudo quedarse indiferente ante lo que estaba ocurriendo”, apunta Budasoff. El periodista y editor peruano Joseph Zárate (Lima, 1986) narra en ‘La noche de los perdigones de plomo’ cómo los jóvenes del Bicentenario tumbaron un presidente y pagaron con su vida su irrupción en la política. El escritor colombiano Juan Cárdenas (Popayán, 1978) relata en la crónica ‘Con el río a cuestas’ el Pacífico colombiano atravesado por la violencia y el racismo.
Los editores definieron que los autores de Rabia serían jóvenes, contemporáneos de quienes protestaban en las calles, y periodistas. Tenían varios nombres posibles en cada país y tuvieron claro desde el inicio que algunas historias tenían que ser contadas por mujeres. La periodista española Elena Reina (Albacete, 1991) retrata en ‘Catarsis’ el México feminicida donde trabajó durante ocho años. La argentina Estefanía Pozzo (Córdoba, 1983) abre el libro con ‘Un fuego que se enciende en un momento preciso’, una crónica sobre las mujeres que derribaron las trabas políticas del derecho al aborto.
Al principio los editores dudaron si Rabia serían ocho o diez crónicas. “Obviamente podíamos haber hecho una por país, algo que te dice lo pujante que está América Latina”, indica Lafuente. Quedó fuera, por ejemplo, Venezuela, por considerar que se trata de un proceso más antiguo que “no forma parte de estos fuegos sociales de los últimos años”, explica Budassof. Todos los textos, avisan desde el prólogo, conservan los giros, dichos y expresiones de cada país. Porque Rabia es también un recorrido por el idioma que hablan cientos de millones de personas, “y no hay palabras más propias que las que se usan a la hora del hartazgo, del dolor o de la euforia”.