“Estaba yo actuando en Tegucigalpa (Honduras) cuando tuve el placer de conocer a un caballero al que en adelante me referiré como Doctor ‘Q’. Entre tantos timadores y rufianes que he encontrado en mi vida profesional (ligada al mundo de las variedades de cara al público), él era la persona fiable ‘por excelencia’. No por la excelencia de su alto carácter o su valor moral, sino por su excelencia artística”.
“Asistió a todos mis espectáculos en Honduras y nos hicimos muy amigos. Tuve la clara impresión de que, cuando el Doctor ‘Q’ me contaba su vida y las diversas experiencias por las que se había visto obligado a pasar, su único pesar siempre pareció ser que había infringido las leyes de los Estados Unidos, de donde era originario, y la policía le tenía tan enfilado que no se atrevía ya a volver a poner los pies en su país. Estaba condenado a pasar el resto de su vida en el exilio, lejos de su casa y de sus amigos”.
“Les aseguro que el Doctor ‘Q’ no era un hombre cualquiera. La verdad es que era apuesto, tenía un rostro armonioso con ojos grandes, oscuros, no del todo negros, y unas ojeras que podrían haber despertado el entusiasmo de un pintor y que daban a esos ojos su aspecto dulce irresistible para muchas mujeres; pero cuando estaban airados, le daban un aspecto demoniaco y podían helar de horror al hombre más templado. El doctor medía un metro ochenta y cinco de altura, estaba bien proporcionado, tenía una presencia imponente. Gracia, dignidad y fuerza combinadas, y cuando todo esto se manifestaba el Doctor ‘Q’ parecía tan ágil y flexible como un gato… o quizá sería mejor decir: como un tigre”.
Así, con este característico estilo entre la ingenuidad y la atracción de lo perverso, característico de los libros clásicos sobre magia, mezcla que tan seductora resulta para quienes el sentido común les aburre y creen o, les gustaría creer siquiera de vez en cuando, en cosas prodigiosas más grandes que la vida, comienza el apasionante libro La vida y misterios del celebrado Dr. ‘Q’, obra de C. Alexander publicada en 1921. En los sucesivos capítulos, el señor Alexander expone los secretos en “ciencias” tan atractivas como:
La lectura convincente de la bola de cristal.
La adivinación por naipes.
Los trucos del “Buda suspirante”.
El método de la caja oculta en el hueco de la mano.
El “trance” de la clarividencia astral en el escenario (con el recurso de un biombo)…
Cómo fingir convincentemente un extraordinario don de telepatía.
Simulación de clarividencia y clariaudición.
El secreto magistral de la dotadísima médium Madame La Rose.
Cómo leer una carta sellada.
Práctica infalible de la telepatía.
En fin, siguiendo las instrucciones del Doctor ‘Q’ nos convertimos en poco menos que dioses, capaces de generar la “materialización de un ser humano vivo”…
La vida y los misterios del celebrado Dr. ‘Q’ es una joya de la ilusión, pero al mismo tiempo solo una más en la colección fabulosa de libros de magia que atesora la biblioteca de la Fundación March en Madrid. En Iberlibro no creo que el lector encuentre ningún ejemplar a su disposición, pero puede leerlo, como he hecho yo, online y gratuitamente, en la página web de esta institución.
En la sede física de esta biblioteca, emplazada en la sede de la Fundación Juan March, en el barrio de Salamanca de Madrid, solo pueden estudiar y leer investigadores en alguna de las seis áreas de conocimiento en que está especializada: arte contemporáneo, música española contemporánea, teatro español contemporáneo, la biblioteca personal de Julio Cortázar, un archivo de la Transición española desde la dictadura a la democracia (a través de la prensa nacional y extranjera y de entrevistas a las elites políticas y económicas) e… ilusionismo.
Bajo el nombre genérico de Sim Sala Bim —si no voy errado, el sentido de este término es parecido al de “abracadabra”— se reúnen 2.000 libros y casi un centenar de revistas, en diferentes lenguas, desde el siglo XVIII hasta la actualidad, que constituyen el mayor fondo bibliográfico en España para la investigación y el estudio de la magia.
Esta colección tiene su origen en la donación del ingeniero, coleccionista y mago José Puchol de Montís de su biblioteca personal a la Fundación March en 1988. Está especializada en historia de la magia, magia científica, cartomagia, magia con distintos elementos (aros, billetes, bolas, cigarrillos, cuerdas, globos, monedas, etc.), mentalismo, magia de cerca, magia cómica, y grandes ilusiones, entre otras muchas materias, e incluye otras artes afines, más o menos relacionadas con el ilusionismo: alquimia, espiritismo, ocultismo, papiroflexia, percepción, ventriloquía, sombras chinescas. Desde aquella primera donación la colección ha ido creciendo con la compra sistemática, por parte de la fundación, de las novedades más relevantes que se han ido publicando tanto en España y otros países europeos como, sobre todo, en Estados Unidos, que es el país más rico en estas ilusiones.
De hecho muchos de estos libros son en sí mismos objetos preciosos, a menudo ilustrados con dibujos ilustrativos de una precisión y elegancia —y modestia, por parte del artista, que no pretende lucirse sino contribuir al lucimiento del libro— que hoy día desde luego no se prodigan. Y ¿cómo resistirse a leer el libro portugués de Martins Oliveira, publicado en 1936, que desde su título promete revelar nada menos que “los filtros del amor y la ciencia: el misterioso imperio de la belleza”?
Por su parte, Adolphe Blind nos explica la historia de los autómatas trucados, esas efigies de metal o de madera, con apariencia de sabio mandarín chino o de mago de la profunda y misteriosa Anatolia, a menudo sentados delante de un simbólico tablero de ajedrez, cuyos escasos movimientos puede que sean mecánicos, algo espasmódicos, pero que exhiben un conocimiento oracular siempre fascinante. El libro de Blind (en francés) fue publicado en 1926 y por consiguiente no puede incorporar al más famoso de todos los autómatas: el que utilizó el “encantador” Giuseppe Zaga para engañar y seducir a la corte de la emperatriz Catalina II de Rusia en la novela de Romain Gary Les enchanteurs.
A principios del siglo XX, el mismísimo Houdini, el escapista más célebre de todos los tiempos, nos revela sus secretos en dos libros: El desenmascaramiento de Houdini. Tratado sobre cómo liberarse de las esposas (1909) y el delicioso La manera correcta de hacer cosas malas (1906). En este último título se exponen y analizan los timos más comunes y hábiles de principios del siglo XX. Un documento que puede ser muy instructivo, tanto para evitar ser víctima de cualquier clase de timador profesional, como para admirar el ingenio del hombre, que es capaz de utilizar sus recursos hasta extremos enrevesados con tal de despojar al prójimo… como para aprenderlos uno mismo, practicando pacientemente hasta saber realizarlos con la necesaria elegancia.
Hemos mencionado solo algunos de los libros maravillosos de esta biblioteca única. Lo más maravilloso de la cual, más aún que su contenido fascinante, es que todo el conocimiento que sus fondos mágicos proporcionan, toda la fantasía que estimulan, están al alcance de unas pulsiones en el teclado y, como apareciendo de una lámpara maravillosa adecuadamente frotada, de la que brota el mago espectral de las ilusiones eternas, el humo iridiscente de los deseos supuestamente imposibles de realizar en este mundo más bien prosaico, se ofrecen a cualquiera que lo convoque… en la pantalla de su ordenador.